Las informaciones que han trascendido a la opinión pública no aclaran si la decisión del presidente iraní es una medida transitoria o una forma de esquivar la necesaria aprobación del Parlamento para todo nuevo ministro, aunque lo que sí resulta evidente es que la elección de Ali Akbar Salehí refuerza la centralidad del programa nuclear en la política iraní.
Salehí, científico devenido político, tiene rango de vicepresidente del Gobierno y desde su cargo al frente de la OEAI ha proyectado una imagen de duro. De 1997 a 2005 fue el representante de Irán ante el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), durante el mandato del reformista Mohamed Jatamí, y tras el triunfo de Ahmadineyad, fue jefe de la misión iraní ante la Organización de la Conferencia Islámica.