El general Enrique Bonelli, jefe de la Fuerza Aérea de Uruguay y pieza clave en la investigación sobre la represión de la dictadura militar (1973-1985), fue relevado hoy del cargo por el brigadier general José Ramón Bonilla.
El presidente Tabaré Vázquez encabezó este lunes en Montevideo la ceremonia de cambio de mando en la fuerza militar uruguaya.
Enrique Bonelli acató la orden del primer presidente de izquierda del país sudamericano, Tabaré Vázquez, de determinar el paradero de los opositores desaparecidos durante el régimen de facto.
Tras las pesquisas de Bonelli se hallaron, en noviembre de 2005, los restos óseos de un militante comunista muerto por torturas en la base aérea Boisso Lanza, próxima a Montevideo, que luego fue enterrado en un predio rural.
Además, durante su gestión, la Fuerza Aérea reconoció en un informe la realización de vuelos clandestinos de la dictadura desde Argentina hacia Uruguay para el traslado de presos políticos, algunos de los cuales fueron luego ejecutados.
Bonelli reconoció que intervino como copiloto en uno de los viajes entre los países vecinos, y en la operativa del Plan Cóndor, la coordinación represiva de los gobiernos militares sudamericanos de la década de los 70.
Bonelli, que pasa a retiro al cumplir cinco años en el cargo, señaló recientemente que se han dado pasos importantes para el reencuentro de los uruguayos aunque todavía falta para llegar a un perdón público por la represión.
La "guerra sucia" de la dictadura uruguaya dejó un saldo de unos 200 opositores desaparecidos, dentro y fuera de las fronteras nacionales.
El presidente Vázquez ha respetado la denominada Ley de Caducidad, que exime de responsabilidad penal a los represores, si bien ha aplicado excepciones que permitieron el encarcelamiento de una decena de ex uniformados. Fin