Sin grandes sorpresas concluyó en Lima la 16 Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), cuyo tema central ha sido la crisis financiera global, frente a la que los líderes de las 21 economías miembros apuestan por la liberalización del comercio y las inversiones.
El nuevo “compromiso por el desarrollo” asumido en la cumbre, representa un nuevo esfuerzo de la comunidad internacional para detener la debacle económica generada por la desregulación de los mercados de los países desarrollados, la cual se ha convertido en el más “serio desafío económico” que jamás habían experimentado las economías de la región.
En esta magna cita, los líderes de las 21 economías de la región han decidido adoptar “todas las medidas necesarias para resolver la crisis económica y financiera”.
En un documento aparte, los líderes suscribieron el plan de acción del G-20 para afrontar la crisis económica mundial y opinaron que poner obstáculos al libre comercio no hará más que agravar la situación, reconociendo que el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Asiático de Desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo y otras instituciones multilaterales tienen una importante tarea en "asistir a la economías afectadas por la crisis".
En su declaración final, la cumbre APEC rechazó de manera clara y firme las políticas proteccionistas que pudieran implementarse por cualquier país, lo cual supuestamente está dirigido ante una eventual política económica de ese corte que pudiera estar entre los planes del presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama.
En ese sentido, los líderes decidieron instruir a sus ministros en Ginebra para que el próximo mes negocien los detalles que pudieran poner en movimiento otra vez las negociaciones de la Ronda Doha de la Organización de Comercio (OMC), declaradas formalmente un fracaso en julio, la cual se encamina a crear nuevas reglas de juego para el comercio mundial de bienes industriales, agrícolas y de servicios.
Además, orientaron a sus ministros y colaboradores para examinar los desafíos, perspectivas y opciones para la creación de una posible Area de Libre Comercio del Asia-Pacífico.
APEC reiteró su interés en avanzar en su objetivo de largo plazo de fortalecer la integración económica regional a través de una serie de reformas unilaterales combinadas con medidas de liberalización bilateral, regional y multilateral.
También desarrollará un programa de ayuda práctica a sus economías miembros para alcanzar con éxito la Reforma Estructural, una agenda que apunta a integrar la liberalización comercial y de inversiones, la facilitación de negocios y la cooperación económica y técnica.
Este programa incluye iniciativas en las áreas de reformas regulatorias, gobernanza corporativa y otros puntos vinculados a esa agenda.
Aunque sus decisiones no son obligatorias, acorde con las flexibles normas el foro y su carácter informal, el consenso alcanzado por los líderes tienen un enorme peso, porque APEC cuenta con unos 2.500 millones de habitantes, realiza el 47 por ciento de la actividad comercial y representa el 55 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) global.
En Lima se reiteraron las metas históricas de APEC para impulsar el crecimiento económico y la prosperidad de la región y consolidar la comunidad Asia-Pacífico, reduciendo los aranceles y otros obstáculos comerciales y generando propuestas para crear economías nacionales eficientes y aumentar las exportaciones.
Por iniciativa de Perú, el foro acordó promover prácticas de responsabilidad social de las empresas sobre una base voluntaria en las operaciones de negocios, reafirmar su compromiso con la lucha anticorrupción, incluyendo gobierno honesto y sistemas financieros transparentes, así como fortalecer la cooperación regional en temas como educación, ciencia y tecnología, amenazas a la salud e igualdad de género.
Igualmente, se combatirán las tentativas terroristas de atentar contra los flujos comerciales, financieros y de personas, considerando que la protección de los negocios es una prioridad para las economías de la región, y se reafirmó que el terrorismo internacional y la proliferación de las armas de destrucción masiva representan una amenaza directa a la visión del foro de sociedades libres, abiertas, pacíficas y prósperas.
Otro asunto abordado fue la seguridad humana, abogando por reducir los riesgos ante los desastres naturales, los cuales han aumentado por la distorsión de los patrones climáticos en la región, haciendo que la población sufra sus efectos.
La APEC consideró en Lima que la reducción de la pobreza será más difícil en aquellos países en desarrollo más vulnerables a los efectos del cambio climático y a los desastres naturales vinculados.
Los líderes se comprometieron a lograr consensos para la acción cooperativa global de largo plazo, incluyendo las metas de reducción de emisiones de gases que provocan el efecto invernadero, así como promover mercados abiertos de energía y acceso a recursos energéticos limpios y adecuados, vitales para la prosperidad de la región.
Se aprobó la reforma institucional del foro, con la designación de un director ejecutivo de su Secretariado, que tiene sede en Singapur, por un término fijo, reemplazando la función que hasta ahora correspondía provisionalmene al país ocupante de la presidencia rotativa.
La reunión del APEC se realizó en momentos en que se espera que la mayoría de los países desarrollados entren en recesión en 2009 a causa de la crisis.
En esta cita de Lima se confirmó el papel de China como potencia emergente y eje articulador de un reordenamiento productivo y comercial regional de gran envergadura, reconociéndose como positivas sus acciones para disminuir los efectos negativos de la crisis económica.
Al propio tiempo, la presencia del presidente Hu Jintao en la cumbre y su gira por varios países de América Latina contribuyeron a consolidar los lazos con esta región, que cada vez adquiere más importancia en la política de apertura china.