"La razón por la que China puede cambiar al mundo es básicamente porque puede cambiarse a ella misma primero", dijo Li Cheng, importante miembro de un organismo de Estados Unidos, el Instituto Brookings, durante una entrevista reciente.

Desde que se implementó la política de reforma y apertura de China hace 30 años, grandes cambios, incluídos cambios en la economía, política, cultura, sociedad y hasta ideología de China, han acontecido, explicó Li.

Una de las principales caraterísticas de la política de reforma y apertura es practicar la economía de mercado nacionalmente y abrirse hacia el mundo exterior, agregó.

Con la sabiduría de los líderes chinos de la vieja generación y a través de la llamada "diplomacia de ping-pong", China estableció relaciones diplomáticas con Estados Unidos y así ayudó a terminar con la Guerra Fría, agregó Li.

Asimismo, la nueva generación de líderes chinos, mientras pusieron atención a la diplomacia con las grandes potencias, también se enfocaron en la diplomacia multilateral, explicó, indicando que China mejoró con éxito sus relaciones con los países del sureste de Asia, así como con Japón.

Los lemas presentados por el gobierno chino, como "desarrollo pacífico" y "sociedad armónica", son buenos y correctos y han recibido buenas respuestas por parte de occidente, declaró Li. Y las recién concluidas olimpiadas de Beijing también ayudaron a promover esas ideas y lemas, añadió.

Según Li, China y Estados Unidos no son enemigos y están enfrentando los mismos desafíos.

Es importante que China continúe mostrando al mundo que China, como potencia en crecimiento, se adherirá al camino del desarrollo pacífico y no se involucrará en conflictos con las potencias que existen en el mundo ni participará en una nueva Guerra Fría, aseguró.