La Cumbre del Grupo de los Ocho (G-8), celebrada el 7 de julio reciente en la ciudad japonesa de Hokkaido, centró sus debates en los elevados precios de los alimentos, sin duda uno de los temas más calientes del encuentro, pero mientras los jefes de Estado de las grandes potencias asistentes discutían con fervor cómo resolver la crisis, disfrutaban a gusto de platos super exquisitos.
Paladean comida lujosa conversando sobre prácticas económicas
15 huéspedes asistieron al banquete de bienvenida con el tema de “Hokkaido, regalo de la tierra y el mar”, en la noche del 7 de julio, entre ellos, el presidente estadounidense, George W. Bushu, la canciller alemana, Ángela Merkel, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Entre las 18 variedades de los 8 platos principales aparecieron una sopa de Mushroom, cangrejo, caviar, cordero, erizo de mar, salmón ahumado, atún y otros platos occidentales de lujo, a los que se sumaron 5 tipos de champañas y vinos de uva transportados por avión desde Estados Unidos y Europa. El Hotel Windsor, sede del encuentro, invitó además a un chef de categoría Michelín, primero de su género en Japón, para que diseñara el menú y se encargara de la elaboración de la comida.
Justamente el 6 de julio, el primer ministro británico, Gordon Brown, llamó a su pueblo a reducir el innecesario despilfarro de granos y hacer esfuerzos para solucionar la crisis cerealera global. Al día siguiente, no obstante, se convirtió en huésped del espléndido banquete.
Varios periódicos británicos informaron pormenorizadamente también sobre la comida del G-8. En su artículo titulado “Comiendo caviar y erizo de mar, los mandatarios discuten la crisis cerealera”, el periódico The Independent comentó en tono irónico que el debate sobre el problema del precio de los cereales y el hambre de África es ciertamente un trabajo físico. Otro diario, The Sun, publicó una foto de un niño hambriento africano junto a la del menú del banquete y los dirigentes chocando sus copas.
Dominic Nat, de la Fundación para los Niños de Inglaterra, afirmó que cuando el mundo se enfrenta a la crisis cerealera y millones de personas no pueden vivir con una alimentación satisfactoria, los líderes mundiales malgastan aquí un plato tras otro. Es una verdadera conducta hipócrita. El vocero del Partido Conservador del mismo país, Michael Howard, describió el exceso de gastos y el despilfarro de consumo de la cumbre como un mal ejemplo.
Times informó que para celebrar la cumbre del G-8, Japón había gastado 283 millones de libras esterlinas, cantidad suficiente para proporcionar a África 100 millones de mosquiteros. Fueron invertidos además 24 millones de libras esterlinas para el Centro Internacional de Medios, construido especialmente para la ocasión, y otros 43 millones para el tendido de fibras ópticas. Como dato curioso cabe destacar que el Centro será demolido después de la reunión.
Asimismo, el Gobierno japonés arregló de nuevo las habitaciones, césped y alfombras del hotel y reconstruyó 100 Km de carretera desde el hotel hasta el aeropuerto que todavía estaba en servicio. Cada apartamento presidencial de lujo cobró 7.200 libras por noche. Al mismo tiempo la parte japonesa movilizó 20.000 policías para la seguridad de la cumbre, los aviones patrulleros de la Fuerza Aérea de Autodefensa sobrevolaron periódicamente el área y los buques de la Guardia Costera y la Fuerza Marítima de Autodefensa esperaron la orden de partida en todo momento. Según se informó, los preparativos de Japón parecían no coincidir con el tema de la protección medioambiental que siempre difundió.
