La noticia esperada por algunos analistas y parte de la población causó, sin embargo, gran sorpresa en Cuba: Fidel Castro anunció que no aspirará ni aceptará el cargo de presidente del Consejo de Estado y comandante en jefe en la sesión del parlamento cubano, el próximo 24 de febrero.

"A mis entrañables compatriotas (...) les comunico que no aspiraré ni aceptaré, repito, no aspiraré ni aceptaré, el cargo de presidente del Consejo de Estado y comandante en jefe", dijo Castro en un mensaje dirigido a la nación y publicado hoy en el diario oficial "Granma".

Castro, de 81 años, sufrió una hemorragia intestinal en julio de 2006, por la cual fue sometido a varias operaciones y delegó poderes interinamente a su hermano y sucesor constitucional, el vicepresidente Raúl Castro, de 76 años.

Desde entonces, el histórico líder cubano, al frente del país a partir del triunfo de la Revolución en 1959, no ha sido visto en público.

En su mensaje, fechado la víspera a las 17:30 horas locales, Castro refirió que, conociendo su estado crítico de salud, muchos en el exterior pensaban que la renuncia provisional al cargo de presidente del Consejo de Estado, el 31 de julio de 2006, era definitiva.

Explicó que a raíz de su enfermedad le preocupó hablar de su salud y crear ilusiones en los cubanos. "Prepararlos para mi ausencia, psicológica y políticamente, era mi primera obligación después de tantos años de lucha", acotó.

No obstante, precisó que su deseo fue siempre "cumplir el deber hasta el último aliento".

Castro aseguró que ''traicionaría'' su conciencia ''ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer''.

En las elecciones del pasado 20 de enero, Fidel Castro fue electo diputado, ejercicio que lo dejó apto legalmente para ser reelegido como presidente del Consejo de Estado, cargo que ocupa desde su implantación en 1976.

Afirmó que su deseo es sólo "combatir como un soldado de las ideas", y seguir escribiendo bajo el título "Reflexiones del compañero Fidel".

"Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso", concluyó el mandatario.

Aunque la noticia provocó estupor en La Habana, la población marchaba tranquila este martes hacia sus labores habituales.

Después del desconcierto inicial que provocó el anuncio de la grave enfermedad del mandatario, han pasado 19 meses, durante los cuales los cubanos se han adaptado a la idea de proseguir la marcha sin la presencia pública de su máximo dirigente.

En medio de las especulaciones a nivel de población las opiniones estaban divididas acerca de si el jefe de la Revolución cubana retomaría la conducción del país o asumiría un papel de asesor o guía político de acuerdo con su estado de salud.

El propio Fidel expresó a mediados de enero último en un artículo que no disfrutaba de la capacidad física necesaria para participar en la campaña electoral y hablar en público, y precisó: "Hago lo que puedo: escribo".

Previamente, a finales de diciembre de 2007, el "comandante" insistió en que no estaba aferrado al poder y no pretendía obstruir el paso a personas más jóvenes, sino "aportar experiencias e ideas".

Esas frases parecían abrir las puertas al relevo ante la posibilidad de su renuncia a ocupar, por séptima vez consecutiva, la presidencia del Consejo de Estado de Cuba, pero muchos en la isla recordaban que Castro también había dicho que "los revolucionarios no se jubilan jamás".

Por lo pronto, la renuncia de Fidel Castro a aceptar un nuevo mandato allana el camino para lo que acontecerá en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el venidero domingo 24, con la cual concluye el proceso electoral iniciado con su convocatoria en julio de 2007.

Analistas vaticinan que, salvo un acontecimiento de fuerza mayor, el presidente en funciones Raúl Castro será elegido al frente del país caribeño.

En varias ocasiones, incluso antes de la enfermedad, Fidel Castro aseguró que su hermano, también segundo secretario del Partido Comunista de Cuba y ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, puede ocupar la presidencia por "méritos personales".

Raúl acompañó a Fidel en todas las etapas de la batalla revolucionaria, desde la época de estudiantes universitarios y el fallido ataque al cuartel Moncada en 1953, hasta el desembarco del yate "Granma" tres años después y la creación del Ejército Rebelde que derrocó a la dictadura de Fulgencio Batista en 1959.

Pero los expertos no descartan una eventual sorpresa en el caso de que el vicepresidente Carlos Lage, de 56 años, asuma como cabeza del Estado instalando una nueva generación en el poder.

''Afortunadamente nuestro proceso cuenta todavía con cuadros de la vieja guardia, junto a otros que eran muy jóvenes cuando se inició la primera etapa de la Revolución'', comentó el "comandante" Fidel Castro.

Aún queda por dilucidar si el octogenario gobernante retomará en algún momento el cargo de primer secretario del Partido Comunista de Cuba, delegado también temporalmente a Raúl.

Para la mayoría de los cubanos, la actual situación derivará en un cambio de figura al frente del país -algo que ya se produjo en la práctica y que ahora será oficial-, pero no constituirá una transición política.

Como parte del proceso nacional de debates a que convocó Raúl en julio pasado para "cambiar todo lo que tenga que ser cambiado", las autoridades aseguran que se recogieron más de dos millones de propuestas.

De acuerdo con el discurso oficial, lo que propone la inmensa mayoría de la sociedad son cambios, sí, pero dentro del tránsito al socialismo, hacia un socialismo mejor.