Chile se ubica en el puesto 22 de la clasificación mundial de desarrollo digital y pretende reducir la brecha que lo separa de los países desarrollados en este campo.

Un informe del Centro de Estudios de la Economía Digital, de la Cámara de Comercio de Santiago, muestra que Chile mantiene su posición en la carrera digital, con una disminución respecto a Estados Unidos, que lidera el sector, seguido de Dinamarca, Holanda, Finlandia, Suecia e Israel.

Por bloques geográficos es Norteamérica (82) quien lidera la nómina, seguida de Oceanía (64,7), luego Europa Occidental (62,9), Europa del Este (33,6), Asia (33,1) y Latinoamérica (19,1). En el medio de los dos últimos se ubica Chile con 31,7.

La brecha tecnológica chilena con los países desarrollados se ha mantenido en el tiempo en torno a un 60 por ciento desde el 2002 y casi sin variaciones el año pasado.

Según el estudio, se observa un estancamiento en el país, puesto que la distancia en comparación con Estados Unidos, líder indiscutible en la utilización de tecnología, ha sufrido una mínima variación desde el 2000 con 74 por ciento a 68 por ciento en el 2006.

Esto significa que "Chile ha mejorado su adopción tecnológica pero no hay indicaciones de efectos en la productividad".

El gerente de la Cámara, George Lever, comentó que existe una distancia en la adopción tecnológica y su utilización entre algunos países. "Chile tiene un pequeño acortamiento pero que son discretos, por ejemplo el año pasado de 70 puntos esa brecha paso a 68", dijo.

Lever explicó que en Chile se han incorporado tecnologías, pero no a la velocidad de los países desarrollados, los cuales "están siendo más agresivos en adopción de tecnologías, y los países en desarrollo estamos por detrás".

Indicó que es evidente que Chile tiene hoy más conectividad, comercio electrónico y uso de tecnologías en el sector público, pero no se puede comparar con las naciones desarrolladas.

Señaló que no se trata, en el caso chileno, de falta de recursos para poner en marcha estas herramientas, sino que el problema es "que el valor agregado que genera esa tecnología es más bajo".

La palabra clave parece ser entonces el desorden con que se han adoptados estos cambios y por ende la mala o deficiente utilización que se realiza con ellas.

Puso como ejemplo a las pequeñas y medianas empresas (Pymes), cuya incorporación a las tecnologías es baja y bastante dispar.

A su juicio, la solución apuntaría a generar estándares de buenas prácticas con valor agregado, cual sería mucho más fácil de alcanzar en empresas públicas que en las privadas.

A corto plazo también está la propuesta de incorporar a las Pymes a los modelos de negocios que le saca el máximo partido a las nuevas tecnologías.

El experto concluyó que la premisa es, sin duda, la incorporación de tecnología a la educación porque "nos falta avanzar en introducir las nuevas tecnologías, como parte del proceso educativo, distintas al tradicional formato del profesor exponiendo a los alumnos". Fin