En la danza: Huang Yangguang, el hombre que perdió sus brazos a los dos años, le dio frescura a la tarde con el baile Brotes Verdes que simbolizado a la teoría de los colores representó la vida.
En el teatro: Cruce de Caminos, un acto de Opera China actuado por dos artistas sordomudos, tuvo su valor en la coordinación entre la música interpretada por los débiles visuales y los actores que entre la comicidad de sus escenas sensibilizaron a los espectadores.
Por último We are de World significó el himno de despedida para el Conjunto Artístico de Discapacitados de China que concluyó así su presentación gratuita en el Zócalo de la Ciudad de México.
My Dream es un espectáculo sublime, sorprendente que trasmitió al público mexicano una sensibilidad conmovedora.
La belleza y la voluntad se pueden apreciar en la actuación de sus artistas que han utilizado sus sueños como el motor de sus deseos por convertir sus discapacidades físicas en virtudes expresadas a través del arte y el espíritu.
(23/07/2007, Agencia de Xinhua)
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