"Si la pintura de caballete nace confinada a actuar dentro de un escenario elitista, reservado para el goce íntimo de quien puede adquirirla, el arte mural en cuestión es un mensaje despojado de egoísmo, abierto a todos", dijo.
Su pintura se nutre de un periplo inacabable de aventuras y desafíos que lo llevó por destinos exóticos de Africa, Asia y Polinesia en Oceanía, donde plasma paisaje y las diferentes culturas que lo impactaron.
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