La moneda china, el renminbi o yuan, ha tomado el tren rápido de la revalorización debido a la combinación de la inflación nacional y el debilitamiento del dólar.
El Banco Popular de China (BPC) estableció la paridad del yuan con el dólar a 7,1452 el pasado miércoles, marcando el cuarto día consecutivo de máximos históricos. El tipo de cambio de la moneda china dejó de estar fijado respecto al del dólar y pasó a vincularse a una cesta de divisas en julio de 2005.
Desde comienzos de este año, el yuan ha subido un 2,11% con respecto a la divisa estadounidense después de haberse revalorizado un 6,9% en 2007. Los analistas esperan una revalorización de entre el 7 y el 10% para 2008.
Este rápido fortalecimiento del renminbi coincidió con una inflación que se disparó al 7,1% sobre el año anterior después de que las tormentas de nieve arrasaran los cultivos y dificultaran el transporte de alimentos. El índice de precios al consumo podría aumentar aún más en febrero debido al efecto continuado de las nevadas.
Según los analistas, los organismos reguladores están empleando cada vez más los instrumentos de cambio de divisas para combatir la inflación.
En teoría, un yuan más fuerte reduciría el coste de las importaciones, ayudando así a reducir la inflación. Además, reduciría el volumen de exportaciones, lo que a su vez disminuiría la cantidad de renminbi que el BPC insufla en el sistema bancario del país y aumentaría la oferta de productos al mercado nacional.
La subida acelerada del valor del yuan parecía la fórmula perfecta cuando el BPC, ansioso por mantener la inflación a raya, le surgió el dilema de utilizar otra fórmula: subir los tipos de interés.
China ha subido los tipos seis veces desde principios de 2007. Elevar los tipos de interés al mismo tiempo que los de EEUU están cayendo atraerá aún más flujos de capital no deseados y empeorará la situación actual.
La inversión extranjera directa (IED) en el país ha aumentado más del doble respecto del año anterior, alcanzando los 11.200 millones en enero, según cifras oficiales. A juicio de los analistas, el país está recibiendo un flujo de dinero cada vez mayor en forma de IED.
El incremento en el coste de los préstamos afectará también a los beneficios de las empresas que se enfrentan a una bajada de la demanda extranjera, debida a una posible desaceleración económica mundial.
A la presión para que se fortalezca el yuan se añade la continua devaluación del dólar. Hay una expectativa general de que la Reserva Federal estadounidense reduzca aún más la tasa de los fondos federales en marzo para evitar la recesión, medida que haría aún menos atractivo al billete verde.