"Esto me deprimió mucho," dice Cun. En 1993, volvió a su pueblo natal y estableció su propio taller, Biaoxiang. Cuatro años después, su diseño de una jarra de vino y vasos en plata con el motivo de los nueve dragones obtuvo una patente nacional.
En 2005, el pueblo abrió el primer museo de China dedicado a objetos de plata. Con un área de unos 10.000 metros cuadrados, contiene una colección de más de 2.000 artesanías de plata creadas desde la dinastía Tang (AD 618-907) y Song (960-1279) hasta el presente.
Xinhua recibió además más de un millón de turistas el pasado año. A medida que el turismo florecía, también lo hizo el negocio de Cun. A finales de 2010, Biaoxiang ya tenía establecidas cinco filiales en Sichuan y Yunnan, con unos ingresos de entre 5 y 6 millones de yuanes al mes. Cun dice que las universidades en Shanghai y Hong Kong planean incluso enviar a sus estudiantes a la fábrica para estudiar este antiguo arte.
Muchos de los artesanos del pueblo son ahora los orgullosos dueños de sus propios negocios. Liu Liangcai, de 41 años, tiene una tienda con tres filiales en Jiangsu, Shenzhen y Lijiang. Como muchos de sus compañeros, aprendió el arte de la plata cuando tenía sólo 15 años, y dejó el pueblo a los 26. Durante este tiempo fuera de casa, ganó alrededor de 200.000 yuanes ($30,640) al año. Pero el rápido desarrollo del negocio de la artesanía de la plata en su pueblo natal le llevó de nuevo a casa.
"volví en los noventa, y ahora gano entre 200.000 y 300.000 yuanes al año. Mis ingresos quizá han mejorado sólo levemente, pero mi trabajo como dueño de mi propia tienda me cansa mucho menos" comenta.
Alrededor de un 90 por ciento de los artesanos de Xinhua tienen ahora sus propios negocios. Además, la rápida expansión del mercado está proveyendo de trabajo a muchos jóvenes de pueblos cercanos.
Yang Jizhong, que trabaja para Liu, viene del pueblo de Taiping. A pesar de que el chico, de 28 años, gana unos 3.000 yuanes al mes, no quiere que sus hijos sigan sus pasos. "Yo me arrepiento de haber dejado la escuela" dice. "Era demasiado joven para entender la importancia de tener una buena educación."
Su hija, de cinco años, está lista para entrar en la escuela primaria el próximo año. "Espero que ella pueda alcanzar la educación superior. Incluso si quiere trabajar en esta industria cuando crezca, espero que trabaje como diseñadora y no como artesana," dice.