La confianza de los chinos en el aprendizaje

La Universidad de Beijing, considerada por algunos la Harvard de China, fue una de las principales bases de patriotas chinos para unir al país y luchar contra la agresión japonesa. El presidente Mao Zedong trabajaba en la biblioteca central de la institución antes de convertirse en líder supremo del Partido Comunista de China. Lo mismo hicieron Chen Duxiu, Hu Shi, Cai Yuanpei y muchos otros grandes líderes revolucionarios de esa época.

Tsinghua es también la mejor del país y tiene ricas raíces históricas. Acaba de celebrar su centenario y cuenta con orgullo que entre sus alumnos estuvieron el actual presidente chino, Hu Jintao, y el anterior primer ministro, Zhu Rongji. Además, posee muchos centros de excelencia para la ciencia y la investigación tecnológica y es conocida como el MIT del Oriente.

El proceso de admisión de todas las universidades de China se basa en el sistema Gaokao, un examen de ingreso que se realiza después de terminada la secundaria. Luego de efectuarse esa prueba, ambas universidades escogen los alumnos de mejores resultados y les permiten estudiar cualquiera de sus especialidades durante cuatro años. Solo unos pocos miles tiene esa suerte cada año. Por ello muchos creen que es más fácil entrar en Harvard o en el Massachusetts Institute of Technology que en Beida.

En la mayoría de las vallas de la Universidad de Beijing pude leer la frase “Xuexi shi yizhong xinyang” (El aprendizaje es un tipo de creencia), en la cual se han inspirado muchos niños chinos, e incluso los adultos. Pero me impresionó especialmente el lema “Kejiao Xingguo” (Renovación del país con la ciencia y la educación). Como China es un país de consignas, yo esperaba ver sobre todo algunas expresiones políticas por el 90º aniversario de la fundación del Partido Comunista de China. Pero espere, aquí viene el cambio.

Entonces caminé más de 50 metros hacia el sur, hasta el edificio que supuestamente acoge a una de las mayores librerías de China. Allí, en una de varias plantas, pude ver a cientos personas leyendo, tanto en chino como en otros idiomas. Mi impresión era incluso que la mayoría de ellos provenía de la clase media baja y que sus familias no pueden permitirse el lujo de comprarles todos esos libros, especialmente los que tienen derechos de autores extranjeros. Por lo general, los libros en China son más baratos que en otros países, con excepción de los publicados en inglés. Pero de nuevo quedé sorprendido al ver el número de niños que se encontraba en la librería. Tal vez ellos fueron a pasar su fin de semana y divertirse con algunos juegos creativos.

Hoy en día, donde quiera que uno vaya en China, encuentra a padres preocupados por el aprendizaje de sus hijos que contratan profesores particulares para prepararlos mejor, no solo en idiomas extranjeros, sino también en deporte, arte, creación, etc. Algunos de los niños tienen hasta siete profesores cada semana si sus padres se lo pueden permitir, lo que significa un tutor para cada materia. No resulta extraño por tanto que los estudiantes de Shanghai hayan ganado el primer lugar en la última competencia de matemáticas, ciencias y lectura, en la que participaron alumnos de 65 países. Vivir en China me permite imaginar el futuro de este país y sus hijos. A partir de ahora, la meta establecida por el Partido Comunista es llegar a ser un país innovador en el año 2020.

 

El autor, de origen indio, es profesor en la Escuela de Estudios Asiáticos y Africanos de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing. Puede ser contactado a través de la dirección binod@126.com. Las opiniones expresadas aquí son exclusivamente personales y no representan en modo alguno la opinión de cualquier sección de China Daily.

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Palabras clave : confianza, chinos, aprendizaje

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