Segundo: la competencia en China es cada vez más dura y muchos padres chinos quieren enviar a sus hijos a escuelas privadas. Por otra parte, el imperfecto sistema de sanidad pública les obliga también a ahorrar para poder hacer frente a los gastos en caso de enfermedad.
Tercero: actualmente China casi no cuenta con una red de garantías sociales, puesto que el sistema del ‘bol de hierro’ –trabajo y servicios públicos para toda la vida- ya es historia. Como consecuencia, los chinos tienen que reservar cierta cantidad de dinero por si pierden sus empleos.
Cuarto: el cambio de la estructura demográfica, causado por la política del ‘hijo único’, ha incrementado la importancia de los ahorros para la vejez, en un país donde los hijos deben mantener a los padres cuando éstos se hacen mayores; así, en muchos casos, un hijo único debe hacerse cargo de dos padres y cuatro abuelos.
Quinto: el mercado financiero de préstamos familiares (hipotecas o préstamos al consumo) está aún poco desarrollado en China, lo cual restringe el aumento del gasto.
Sexto: los problemas y la precariedad legal de los obreros migrantes en las ciudades les obliga a ahorrar dinero para hacer frente a su inseguridad financiera. Al contrario, los campesinos, quienes cuentan con muy pocos servicios públicos, necesitan ahorrar para afrontar la inestabilidad e incertidumbre de sus ingresos.