Durante los siguientes seis años dedicados a la profesión del budismo, cada día Sakyaminu sólo comía sésamo y arroz. Para no olvidar los sufrimientos que experimentó el gran Buda, el octavo día del último mes del calendario lunar, la gente prepara sopa de sésamo y arroz, por eso la fecha es considerada también “Día conmemorativo de la transformación de Sakyaminu en Buda”. Posteriormente, el budismo fue introducido en China y los devotos asumieron la referida tradición culinaria.
Antes del 8 de diciembre lunar, los monjes de algunos templos chinos llevan un tazón en la mano por las calles y piden comida. Luego preparan la sopa con los indigentes que consiguen y la reparten entre el pueblo. Dicen que con esa sopa uno puede lograr la protección de Buda, por eso el pueblo la llama también “sopa budista”.
En la actualidad muchas zonas del noreste, el noroeste y el sur del río Changjiang conservan esa costumbre.
Entre todas las regiones de China, Beijing resulta la más complicada para preparar la sopa de arroz Laba, con más de 20 indigentes, tales como arroz glutinoso, habichuela roja, maní, semilla de loto, azufaifa, piñón, uvas pasas, cacahuetes, longan, nueces, etc. Generalmente, la gente lava los indigentes desde la noche previa a la celebración y cuando es medianoche comienza a cocinar la sopa, hasta el amanecer.