El Huevo y el Nombre

Los chinos creen que un nombre puede condicionar a una persona el resto de su vida y puede determinar sus éxitos y su fortuna. Por ello, tradicionalmente se celebra una ceremonia que implica regalar huevos pintados como símbolo de buena suerte.

La tradición del huevo rojo es muy antigua y data de cuando era costumbre que la abuela materna viniera de visita y trajera regalos. Normalmente traía ropa y huevos para el niño. Los huevos eran considerados un manjar en China, y era así como uno sabía si se había recibido alguna visita especial. Los huevos, normalmente de pato, eran pintados con dibujos de niños y flores.

La abuela solía traer también pastas dulces. A menudo estas pastas traían dibujos de diferentes símbolos de buena suerte, especialmente el dibujo de una flor de albaricoque. Sin embargo, el color blanco nunca era usado, ya que es el color de luto. No obstante, en la actualidad no existe ninguna regla establecida para las abuelas.

Tras la Segunda Guerra Mundial, las costumbres en China empezaron a cambiar, debido a los diferentes gobiernos y a sus diferentes opiniones sobre el cambio de estas costumbres. Muchos de los oficiales creían que estas tradiciones chinas eran demasiado elaboradas, supersticiones y una pérdida de dinero. Las tradiciones en las bodas cambiaron enormemente, así como algunos procedimientos funerarios. Sin embargo, como la ceremonia de elección de nombre en sí no era un gran acontecimiento, muchas de las tradiciones se mantuvieron.

Durante la celebración, se solía rapar el pelo del recién nacido. El pelo de las niñas era rapado ante la imagen de la Diosa ‘Madre’ de los Niños, y el del niño ante la mesa ancestral. No se sabe con certeza la simbología de este acto, pero se cree que se hacía para desprender al niño del pelo de recién nacido como símbolo del momento en que comenzaba su existencia independiente.

Por tradición, se celebra un gran banquete, con unos 30 o 40 invitados. Los invitados suelen regalar ropa o sobres con “dinero de la suerte”; a estos regalos se les llama Li- shihs. El bebé es paseado por la sala para ser conocido y admirado por todos. Después de esto, los invitados comen y conversan entre ellos.

Los padres, en vez de enviar notas de agradecimiento a los invitados por sus regalos, suelen enviarles regalos también. Éstos suelen ser galletitas redondas rellenas de carne de cerdo. Aunque siguen siendo un regalo de agradecimiento muy adecuado, estas galletas ya no tienen el mismo significado que tenían en el pasado, y además ya no se envían las 50 o hasta 100 galletas que marcaba la tradición.

Los chinos creen que un nombre puede condicionar a una persona el resto de su vida y puede determinar sus éxitos y su fortuna, de ahí la importancia de esta ceremonia. El modo en que se celebra este rito depende más de las familias que de las normas que marca la tradición. Existen muchas otras tradiciones alrededor del nacimiento de un niño y hasta que se convierte en adulto, pero el ritual de elección del nombre es sin duda la más significativa.

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