El Ámbar – Símbolo del Amor Eterno
El ámbar es una piedra preciosa de estructura amorfa hecha de resina vegetal fosilizada. Su densidad relativa se sitúa entre 1,05 y 1,10, es decir, es un poco más ligera que el agua y por lo tanto flota.
Durante y después de su proceso de formación, el ámbar experimenta cambios tanto en su forma como en su composición debido a las altas presiones, los cambios de temperatura, la erosión o la exposición a la luz solar. Por esto se presenta en gran variedad de colores, densidades, durezas y puntos de fusión. Este hecho, que lo distingue del resto de piedras preciosas, durante mucho tiempo supuso un enigma para los expertos de la antigüedad. Hasta que, gracias a los avances en el campo de la química, se descubrió que a diferencia del resto de gemas, el ámbar tiene un origen orgánico, desvelando así el secreto.
El ámbar es un material amorfo, no dispone de una estructura cristalina ni de una forma exterior determinada. Con la fricción, el ámbar produce electricidad estática, de modo que puede atraer trozos de papel, de hierro u otros objetos de pequeñas dimensiones. Simplemente sosteniendo una pieza de este material en la palma de la mano es posible apreciar sus propiedades eléctricas.
En China, en distintos períodos y regiones se ha dado distintos nombres a este preciado material: Hupo, Mila, Yiyu, Jiangzhu, Dunmou, Yupei, etc. Hoy en día se distingue entre el ámbar más antiguo de hasta 100 millones de años de antigüedad, mucho más valorado, y el ámbar de formación más reciente. Existe cierto tipo de ámbar que en China recibe el nombre de ‘cera de abeja’, debido a que su color es idéntico al de este material.