Rojo y amarillo: el misterio de la Arquitectura del Budismo Tibetano

Los residentes del Tíbet raramente pintan sus casas de color amarillo o rojo. Sólo los templos y residencias budistas tienen derecho a “exteriores amarillos”, y las residencias comunes y country cabañas están pintadas de blanco.

El lenguaje del rojo

Al combinar amarillo con rojo, el gozo de vivir es expresado de manera silenciosa. En Occidente, Van Gogh dio una muestra de su pensamiento positivo en su máxima manifestación en los “Girasoles”. En Oriente, el Budismo Tibetano combina los dos colores a la perfección. Los dos colores son deificados, de la misma manera que la expresión facial de Buda.

Según los archivos históricos, a los tibetanos les gusta el rojo por dos razones-

Algunos dicen que el origen étnico tibetano deriva de grupos nómadas. En algunas de las regiones pastorales más remotas, todavía se puede escuchar a la gente preguntar “¿Hay algo rojo?” En este caso, “rojo” significa ternera y oveja. Con el paso del tiempo, las comunidades pastorales construyeron casa y cultivaron las tierras, y el rojo se volvió uno de sus colores favoritos.

El segundo motivo está directamente relacionado con la religión. Según la religión primitiva llamada “Bon”, el universo se divide en tres mundos, el que pertenece a los Dioses, el de los humanos y el de los fantasmas. Para protegerse de los fantasmas, la gente se pintaba la cara de rojo. Con el paso del tiempo y la transformación de las creencias de la gente. La pintura se usaba en los edificios en lugar de en sus caras. El uso del rojo se destinaba exclusivamente a templos, pabellones y paredes importantes.

Hoy en día uno puede todavía ver la importancia del rojo en la arquitectura religiosa tibetana.

El Palacio de Potala dispone de un palacio rojo y uno blanco. El Dalai Lama allí reside, y trata los asuntos religiosos y políticos en el palacio blanco. El palacio rojo es donde la gente venera al Dalai tardío. Como centro del Palacio de Potala, el palacio rojo es el alma del complejo arquitectónico.

Rojo y amarillo, el misterio de la arquitectura Budista del Tíbet

El rojo es el símbolo del coraje. Hoy en día, la gente pinta de rojo las paredes de los templos por deferencia a sus antepasados que pintaban de rojo las tumbas.

El rojo es el color de la sangre. La antigua religión Bon en el Tíbet conllevaba la matanza de miles de animales para adorar una deidad. El Budismo Tibetano es un reflejo de esta tradición, y por eso pinta todas las infraestructuras religiosas de rojo.

El rojo es el símbolo del coraje. Se dice que la tumba pintada de rojo del Monte Qiongjiezong es la tumba de la Princesa Wencheng.

Existen además edificios tibetanos pintados de amarillo, entre ellos templos y salas de lectura. La más temprana infraestructura amarilla de la que se tiene constancia es el “Pabellón Dorado Buzi”. A partir de estos ejemplos podemos ver que el amarillo es importante para el Budismo.

Los edificios más importantes están en su mayoría pintados de amarillo, como el salón donde el pueblo celebra el aniversario del Dalai Lama. Los pabellones y salones más importantes de los templos están siempre pintados de amarillo, como el salón principal del templo de Qiangba o Minzhulin. La casa de la calle Bakuo está pintada de amarillo en conmemoración a Tsangyang Gyatso.

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Palabras clave : Arquitectura, Budismo Tibetano

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