Una exposición sobre la cultura de la minoría étnica Qiang se inauguró ayer sábado en Beijing como parte de la iniciativa del gobierno para aumentar la conciencia ciudadana sobre la necesidad de proteger la cultura minoritaria, cuya supervivencia se ha visto amenazada por el último seísmo ocurrido en el país.
La exposición, en el Palacio Cultural de Nacionalidades, situado en el centro de Beijing, se ha inaugurado en el tercer Día Nacional de Patrimonio Cultural de China y mantendrá abiertas sus puertas al público hasta el próximo 30 de junio.
La muestra incluye más de 100 representaciones de los accesorios diarios y las prendas tradicionales de vestir del grupo étnico, y también exhibe fotografías y documentales sobre la vida de los Qiang antes y después del seísmo de 8,0 grados de magnitud que sacudió el pasado 12 de mayo la provincia suroccidental china de Sichuan.
Los accesorios más característicos de este grupo, entre los que se incluyen bordados, sombreros con forma de cabeza de mono y tambores de piel de oveja están a la vista de los visitantes.
También se presentan 15 reliquias culturales de gran valor salvadas del epicentro, en el distrito de Wenchuan, de Sichuan, y otras 18 reliquias que resultaron dañadas de una aldea amurallada que los Qiang han habitado históricamente.
Los hábitats de la minoría étnica Qiang, con una población de cerca de 306.000 habitantes, estaban situados en las áreas más afectadas por el último movimiento telúrico, entre las que se incluyen los distritos de Miaoxian, Lixian, Beichuan, Heishui y Wenchuan, todos en la provincia de Sichuan.
Muchos lugares que constituían el patrimonio cultural de la etnia sufrieron daños en el terremoto, mientras algunas personas que eran herederas de patrimonios intangibles como danzas, artesanía y religión típicas del grupo, murieron en el seísmo, según declaró el subdirector del museo, Wei Ronghui.
Los Qiang, que viven en su mayoría en el noroeste de Sichuan, son un grupo étnico muy antiguo en China. Los primeros documentos que los mencionan son inscripciones en huesos y caparazones de tortuga de la dinastía Shang (siglos XVI-XI a.C.) en el centro de China de hace cerca de 3.000 años.
Su lengua, arquitectura y costumbres típicas son únicas, así como sus usos, artes y creencias religiosas. Son conocidos por los castillos de piedra en los que viven, con frecuencia de tres o cuatro plantas de altura.