Qué estadio de desarrollo atraviesa en la actualidad el proceso de mundialización de la cultura china, hasta dónde llega en la actualidad la influencia china y hasta dónde puede llegar en un futuro.
Varios expertos analizan estas cuestiones en un artículo recogido recientemente en las páginas del diario chino Global Times. "Por motivos de trabajo he tenido la oportunidad de visitar diferentes países en los últimos veinte años", explica Chen Chuanren, vicedirector general del Instituto de Investigación de la Cultura China y Exterior de Hong Kong, "y cada vez son más las actividades culturales chinas en el resto del mundo".
Sin embargo, añade, todos ellos presentan las siguientes características, no demasiado optimistas: por una parte, el número de espectadores es reducido y unos cientos de personas se considera una afluencia masiva; por otra, una parte destacada de la audiencia la constituyen personas de origen chino; por último, la mayoría de los extranjeros que asisten a estos actos no los entienden y apenas existe resonancia.
Por ejemplo, relata Chen, en el momento álgido de una obra de la Opera de Pekín, los espectadores de origen chino observan entusiasmados, mientras que los extranjeros se limitan a aplaudir por simple cortesía.
Así, Chen se pregunta si el hecho de que se organicen cada vez más actividades de la cultura china en el mundo realmente significa que la cultura china está difundiéndose por el mundo.
En opinión de este especialista, habría que cuestionarse varios factores: por una parte, ¿tiene la cultura china puntos comunes con el resto del mundo?
Por ejemplo, la comida rápida de firmas como McDonald's y KFC puede llegar a mucha gente, al igual que la emoción que encierra la ópera occidental o el interés que despierta entre los jóvenes el manga japonés, explica.
Sin embargo, ¿cuántos extranjeros pueden apreciar los matices de las artes marciales o de la Opera de Pekín?, subraya.
"Si no somos capaces de extraer los puntos internacionales de la cultura china en el proceso de difusión, una vez que los extranjeros superen la sensación de exotismo y novedad de la cultura y el arte de la antigua China,y nosotros dediquemos gran cantidad de tiempo, esfuerzo y fondos, ¿tendremos audiencia?".
Dong Bingyue, experto del Instituto de Investigación Cultural de la Academia de Ciencias Sociales de China, destaca que a pesar de que la cultura es independiente, se apoya en gran medida en una nación o pueblo.
El acoso económico y cultural que Occidente ejerció en China a finales del siglo XIX se explica gracias a la fuerza de las naciones occidentales. Así por ejemplo, la expansión del cristianismo en Oriente tenía como antecedente la difusión del poder occidental, afirma.
Del mismo modo, el potencial económico y el estatus de un país en el escenario internacional influyen en gran medida en la valoración de una cultura, como ocurrió en China durante el Movimiento de la Nueva Cultura del Cuatro de Mayo de 1919, que desembocó en un revisionismo del confucianismo y se culpó a la tradición china de la crisis por la que atravesaba el país. En los últimos años, la fuerza de la economía china y la presencia del país en el mundo se han incrementado, de ahí que muchos intelectuales hayan vuelto a reivindicar la tradición cultural china, señala Dong. No deja de tener cierta ironía, dice, en los últimos años el mundo ha venido prestando una mayor atención a China, y la difusión de la cultura china en el mundo está directamente relacionada con la creciente importancia del país.
Dong pone como ejemplo los caracteres chinos en los países de Asia Oriental y cómo éstos han vuelto a ser recuperados en Corea del Sur y Japón después de años de ostracismo.
Respecto al potencial de la cultura china en el mundo, Pei Minxin destaca el papel que está desempeñando el gobierno chino a tenor de esta cuestión y pone como ejemplo los centros del Instituto Confucio. "No obstante, el poder del Instituto Confucio es limitado. En primer lugar, por que está centrado en la enseñanza del idioma y no puede ofrecer un reflejo real de la cultura china en su totalidad", explica.
"En segundo lugar", añade, "se trata de un proyecto a largo plazo. Dentro de diez o veinte años, en Estados Unidos existirá un grupo de personas que hablen chino y demuestren un interés especial por la cultura china, pero los resultados a corto plazo no son significativos", indica.
En opinión de Pei, los países que no dedican fondos en su difusión cultural obtienen su fuerza de los protagonistas del arte o del propio pueblo.
Es el caso de Estados Unidos, cuya cultura se ha difundido con éxito,independientemente de las circunstancias históricas, sin una presencia clara de las políticas gubernamentales, afirma.
"Debemos centrarnos en la población y relegar al gobierno a una posición de apoyo, aprovechar la fuerza económica de las autoridades y al mismo tiempo conjugar el poder de creación de la población y la colectividad para que la difusión cultural sea realmente visible", concluye.