
En 1908, cuando Puyi tenía casi tres años de edad, ascendió al trono imperial como el décimo emperador de la dinastía Qing, la última dinastía feudal de China. Menos de tres años después, la Revolución de 1911 forzó su renuncia.
Tras ser expulsado del Palacio Imperial de Beijing en noviembre de 1924, Puyi y su familia y su séquito escaparon a la ciudad septentrional china de Tianjin.
Fue entronizado por los invasores japoneses en China como un emperador títere a comienzos de los años 30, pero fue destronado por los revolucionarios tres años después, con lo que se puso fin al feudalismo de más de 2.000 años en China.