El artista plástico uruguayo Carlos Páez Vilaró, de 83 años, opinó que la nueva generación de pintores chinos que combina la tradición de su país con los nuevos estilos impresionará pronto al mundo.
En una entrevista concedida la víspera a Xinhua, Páez Vilaró, que visitó China en 2005 invitado por el gobierno del país asiático, destacó que al recorrer sus talleres artísticos quedó impresionado por los cambios que se van produciendo en sus mensajes plásticos.
En ese cambio artístico de los nuevos pintores chinos se nota un sutil desprendimiento de su admirable arte tradicional, resaltó el creador que tiene su taller en Casapueblo, la escultura habitable modelada sobre acantilados del Río de la Plata.
"No dudo que el mundo muy pronto se asombrará cuando el arte de esos pintores jóvenes que conocí, comience a exponerse fuera de su país", sostuvo uno de los referentes del arte latinoamericano.
El artista expuso en la Biblioteca Nacional de Beijing y participó además en la Segunda Bienal Internacional que se desarrolló en la capital de China, obteniendo un gran reconocimiento e interés del público chino.
"Mi contacto con China se transformó en una incursión al interior de la sorpresa", rememoró con cariño su estancia en el país asiático.
"Dejarme ir sin apuro por sus rincones llenos de historia; profanar el silencio de sus antiguos palacios, participar del disfrute de la creatividad en sus mercados de arte o abrazarme con su gente, me marcó para siempre en mi corazón", recordó.
Cada exposición es una prueba de fuego para el artista que pone sus cuadros en el medio de la esgrima de las opiniones, señaló Páez Vilaró, idolatrado en su país y conocido en todos los sectores sociales.
Agregó que "es que el pintor supo conjugar aspectos del arte tradicional como cercano a las clases cultas con expresiones artísticas populares y de la comunidad afro descendiente del país, una de las más postergadas económicamente".
Páez Vilaró incursionó en más de 50 años de trayectoria profesional en la pintura, la escultura, las letras, y los murales, una de sus facetas más características y que le permitió dejar su huella en los cinco continentes.
"Si la pintura de caballete nace confinada a actuar dentro de un escenario elitista, reservado para el goce íntimo de quien puede adquirirla, el arte mural en cuestión es un mensaje despojado de egoísmo, abierto a todos", dijo.
Su pintura se nutre de un periplo inacabable de aventuras y desafíos que lo llevó por destinos exóticos de Africa, Asia y Polinesia en Oceanía, donde plasma paisaje y las diferentes culturas que lo impactaron.
Páez Vilaró recordó con cariño cuando conoció grandes maestros como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Giorgio De Chirico y Andy Warhol y explicó que esos contactos se debieron al atrevimiento comprensible de un pintor que recién se iniciaba.
El artista uruguayo calificó al arte de América como pujante y vigoroso, que recién comienza a ser descubierto y explicó que las exposiciones internacionales como la Bienal de Beijing ayudan a ello.
El Casapueblo, como el artista lo denomina a su casa-taller, constituye hoy un importante lugar turístico en el país sudamericano.
Tras superar las ocho décadas de vida, Páez Vilaró señaló en diálogo con Xinhua que su mayor descanso es el trabajo, que centraliza en CasaPueblo, Punta Ballena, a unos 120 kilómetros al este de Montevideo.
"Tanto los últimos años, como todos mis años de vida los he disfrutado trabajando. Hay una fuerza extraña que me empuja a hacer cosas y que no puedo contenerla. Descansando me siento derrotado", concluyó el artista.
(29/01/2007, Agencia de Xinhua)