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El sabio Confucio y sus analectas
Agregar a favoritos | Imprimir | e-mail | Corregir   14:31 16-01-2007 / spanish.china.org.cn
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Zhao Pu, primer Primer Ministro de la dinastía Song del Norte (960-1127), desempeñó un papel decisivo apoyando el establecimiento y consolidación del poder del emperador Taizu en todo el país. Cuando el hermano de Taizu lo sucedió en el trono, con el nombre de Taizong, alguien se cuestionó la capacidad de Zhao Pu para continuar al servicio del nuevo monarca, considerándolo como un intelectual chapado a la antigua, que no había leído más que las Analectas de Confucio. Zhao Pu dijo más adelante al nuevo emperador, según archivos de la época: “Es verdad que mi conocimiento no pasa de las analectas. En el pasado confié en la mitad del libro para asistir al emperador Taizu en la conquista y estabilización del país, y ahora puedo utilizar la otra mitad para ayudar a que su majestad mantenga la paz y la armonía bajo el cielo”.

Y así lo hizo, brindando servicios tan destacados al emperador Taizong, que éste colocó una tablilla en honor suyo en el templo ancestral imperial, para recordar los méritos y virtudes de su ministro, cuando Zhao Pu murió en 992. Con el paso del tiempo, la memoria de Zhao Pu se ha ido borrando del imaginario colectivo, pero su declaración sobre el uso de la mitad de las analectas para gobernar el país ha devenido aforismo popular.

Esencia de la cultura china

Las Analectas de Confucio constituyen un registro contemporáneo sobre lo que Confucio y sus discípulos dijeron hace más de 2.000 años. Es un libro importante para el estudio de Confucio y su vida y pensamiento. En los dos milenios siguientes, el libro ha sido leído y citado extensamente como tema obligatorio de la educación china tradicional. Muchas de sus líneas y frases tienen adagios y lemas populares convertidos en habla cotidiana. De hecho, las Analectas resumidas, dieron continuación y sublimaron la esencia de la civilización china antigua. Se daba por sentado en la China feudal que el nivel más alto de la existencia humana y una sociedad ideal se podía alcanzar con la autocultivación de mente y cuerpo, junto a la armonización de la familia y el ejercicio del poder y la pacificación del país. Por eso exactamente abogaban Confucio y el confucianismo.

Confucio (551-479 a.n.e) nació en el seno de una familia aristocrática venida a menos, en un período caótico de revolución social. En aquella época, la reinante dinastía Zhou existía sólo de nombre, mientras que sus numerosos estados vasallos ignoraban la supremacía del poder central, librando constantes guerras para ampliar y consolidar su propio régimen, lo que dejaba a la población general en la más abyecta de las miserias. En tal caos transcurrió la infancia de Confucio -una experiencia que exacerbó su deseo de lograr un mundo de amor, armonía y orden.

Según las Analectas, en cierta ocasión Confucio y sus estudiantes hablaban de sus sueños y aspiraciones. El estudiante Zi Lu dijo que él deseaba compartir carros tirados por hermosos caballos y magníficas capas de cuero con sus amigos, y que de esta manera él no tendría ningún pesar, en caso de que estos artículos perdieran su utilidad antes de lo esperado. Confucio entonces tomó la iniciativa y dijo que aspiraba a un mundo en el cual los ancianos pudieran pasar sus últimos años en paz y felicidad, en el cual la gente pudiera confiar en sus semejantes como si fueran sus amigos cercanos, y donde todos los niños fueran amados y educados debidamente.

Durante toda su vida, Confucio intentó alcanzar su mundo ideal de prosperidad nacional, paz y riqueza universal y felicidad para el pueblo. Con ese propósito, leyó con amplitud y viajó extensamente a través de diversos estados vasallos, difundiendo sus enseñanzas entre estudiantes y ensanchando sus perspectivas y conocimientos. Confucio creía que esa cultivación moral por parte del pueblo, y el establecimiento de un sistema de etiqueta que sostendría un orden social apropiado, serían esenciales para alcanzar su mundo ideal.

Para realzar la moral y la calidad de la ética popular, Confucio razonó que cada persona, al igual que toda la sociedad, debían verse inmersas en una conciencia primaria de "ren", o "benevolencia," un concepto que él consideraba asequible al público en general. A propósito, se preguntó: "¿Está la benevolencia más allá de nuestro alcance? Si uno desea ser benévolo, la benevolencia se alcanzará". Confucio creía que todos los seres humanos nacían semejantes en naturaleza, si bien sus caracteres podían variar mucho, y que la benevolencia era parte consustancial del ser humano natural. La discrepancia que se evidenciaba en el nivel de calidad benévola de la gente se debía a las influencias ideológicas y sociales que se generaban a su alrededor tras venir al mundo.

"Ren" es la palabra más usada en los más de 10,000 caracteres de las Analectas de Confucio, pues se repite más de 100 veces. En muchas partes del libro, el filósofo expone el significado de la palabra. Cuando su estudiante Fan Chi preguntó qué era "ren," Confucio contestó: “Ama a tu prójimo”. Mencio abundó más adelante al respecto: “Ama a tu prójimo como a tu familia, y ama a todas las criaturas como si fueran seres humanos”. Cuando el estudiante Zi Zhang preguntó cómo alcanzar "ren," Confucio contestó que a través de las cinco virtudes siguientes: dignidad, magnanimidad, honradez, laboriosidad y amabilidad. Con dignidad se gana el respeto ajeno; con magnanimidad, el apoyo de otros; con honradez, la confianza. Por otra parte, la laboriosidad ayudará a realzar la capacidad en el trabajo, y la amabilidad conducirá a la lealtad y fidelidad de los subordinados.

Al contestar a la pregunta sobre "ren" de su estudiante Yan Yuan, Confucio dijo: "La autodisciplina y el respeto a las buenas costumbres equivalen a “ren”. Él creía que si el ser humano era capaz de dominar sus deseos y ambiciones egoístas y confinar su comportamiento bajo la etiqueta social, el mundo sería un lugar benévolo. Los comportamientos o etiqueta por los que abogaba Confucio van más allá de lo que suele entenderse como conducta y protocolo ceremoniales. Él se refería a un sistema de comportamiento que entrañara un compromiso social. Aunque Confucio aconsejó retomar la decencia, no quiso decir retomar la decencia de épocas pasadas. Él estudió el sistema de etiqueta de dinastías anteriores y se formó sus propias ideas sobre un nuevo sistema social e imperial de etiqueta, en cuya base reside el concepto de la "benevolencia". Dado que las personas son un elemento esencial del sistema de etiqueta, la auto-cultivación se convierte en la llave para la realización de la "benevolencia" y la observancia de la decencia.

El arte de gobernar

La benevolencia y la decencia están también en la base de las teorías de Confucio sobre el arte de gobernar. "Gobernar con benevolencia" encabeza el capítulo de gobierno en las Analectas. Confucio creía que el destino de un país/Estado y de su pueblo estaba en las manos de sus gobernantes – tanto el jefe de Estado como sus ministros. Cuando a Ji Kangzi, importante ministro del reino Lu, le pidió cómo debía gobernarse el Estado, Confucio definió el significado de "gobierno" con su homónimo que significa "justicia". "Si usted gobierna con justicia, ¿quién se atreve a traicionarlo?”

Zi Gong preguntó qué era lo más crucial para el gobierno de un país. Confucio contestó: “Suficiente suministro de alimentos, una fuerza militar adecuada y la confianza del pueblo”. Él puso énfasis adicional en el último punto como elemento esencial que sostendría un país. También dijo que para un país o una familia, "Más terrible es el desequilibrio que la pobreza, y la inestabilidad más que la pequeñez. El equilibrio ahuyenta la pobreza; la armonía compensa la pequeñez; y la estabilidad niega el derrumbe". Cuando el reino Lu encaró dificultades financieras, su rey procuró aumentar los impuestos al pueblo y pidió la opinión de Confucio. Uno de sus estudiantes contestó: "Si el pueblo viviera en la abundancia ¿cómo podría el gobernante regla estar fuera de ella? Si el pueblo sufre escasez, cómo puede el gobernante alcanzar la abundancia?" Al decir esto, Confucio y sus estudiantes recomendaban al rey intentar enriquecer al pueblo como solución fundamental a las dificultades financieras, en lugar de trasladarle al pueblo los problemas.

Desafortunadamente, Confucio no tuvo ocasión de ejercitar su gran ambición y sabiduría en bien del país. No fue hasta los 51 años que le ofrecieron un puesto oficial en el reino Lu. Él demostró ser un administrador competente, pero sólo sirvió por cuatro años antes de que sus enemigos políticos consiguieran expulsarlo de los círculos oficiales. Entonces Confucio

emprendió una vida ambulante por espacio de 14 años a través de varios estados vasallos para difundir sus ideas, escoltado por unos 10 discípulos. Regresó al reino Lu a los 68 años y dedicó su tiempo y energía a la educación y compilación de escrituras antiguas. Compiló asimismo el Libro de los Cantos, el Libro de Historia, el Libro de Ritos, el Libro de la Música, el Libro de los Cambios y los Anales de Primavera y Otoño como libros de textos. Todos se convirtieron en los clásicos confucianos para generaciones venideras. Se afirma que Confucio tuvo 3.000 discípulos, incluyendo 72 santos, que formaron la espina dorsal de la primera escuela confuciana. Confucio murió en 479 a.n.e, a la edad de 73 años. Lo enterraron en Sishui, al norte de su ciudad natal en Qufu, Shandong.

Consagración de Qufu

Las guerras entre varios estados vasallos continuaron después de la muerte de Confucio. Sin embargo, esta situación caótica no fue óbice para la difusión y desarrollo de sus ideas. Con todo, no se produjo viraje fundamental en la suerte de Confucio y de la escuela confuciana hasta la dinastía Han, 200 años después de la muerte del sabio. En 195 a.n.e, sus descendientes recibieron su primera condición de nobles otorgada por Liu Bang, el emperador fundador de la dinastía Han (206 a.n.e-220). El emperador también visitó Qufu y rindió tributo a Confucio, iniciando la adoración imperial del sabio. Sesenta años más tarde, el tataranieto de Liu Bang, nombrado emperador Wudi, ilegalizó todas las escuelas académicas a excepción del confucianismo, que desde entonces ha sido la pauta de la cultura china. Como consecuencia, el estatus de Confucio se elevó notablemnte. En tiempos de la disnatía Tang (618-907), se adoraba a Confucio como a un santo, y su ciudad natal, Qufu, se convirtió en lugar sagrado.

El Templo de Confucio en Qufu, donde se adoraba al santo originalmente, tenía solamente tres pabellones. Después de la extensión y reconstrucción continuas en las dinastías siguientes, ahora se extiende hacia fuera como enorme complejo, con nueve patios, que cubren un km de norte a sur, sobre 95.000 m² de superficie y con pasillos y compartimientos dotados de centenares de puertas y arcadas. Su magnitud es sólo superada por el Museo del Palacio Imperial de Beijing. El pabellón principal del templo, Dacheng (gran realización), se construyó al estilo imperial. La estatua de Confucio allí tiene incrustraciones según la etiqueta para un emperador. Se afirma que el enorme enebro chino del patio fue plantado por Confucio. Además del de Qufu, hay más de 2.000 templos de Confucio en otras partes de China y alrededor del mundo.

El hogar de Confucio también se nombra mansión del duque Yansheng, un título imperial que fue concedido a los descendientes de Confucio en la dinastía Song. La mansión fue una vez residencia para el hijo mayor y nieto en línea descendiente de Confucio, que heredaría el título de duque de Yansheng. La mansión también sirvió como oficina gubernamental local, pues el duque de Yansheng también fungía como el magistrado de Qufu. Esta decisión obedeció a que la corte imperial consideró que nadie estaba en posición apropiada para asumir a los descendientes del santo, a excepción del duque, cuyo deber era simplemente mantener la adoración de sus antepasados y la continuidad de la línea de descendientes. La oficina ocupa la parte delantera de la mansión y detrás de ella están ubicados los cuartos, con un jardín en la parte posterior. La mansión contiene una preciosa colección de documentos históricos, reliquias culturales y ropa, así como utensilios de dinastías anteriores.

El bosque de Confucio es el cementerio de la familia, que data de 2.500 años. Sobre un área de dos km² hay más de 100.000 tumbas y estelas a la sombra de árboles elevados y altos muros. El clan de Confucio es el único en China que ha logrado mantener su línea familiar en los pasados 2.500 años. Según estadísticas, 110.000 descendientes de Confucio residen hoy en Qufu, y hay unos cuatro millones más en otras partes de China y alrededor del mundo. El templo, el bosque y la mansión de Confucio de Qufu fueron declarados Patrimonio Cultural Mundial en 1994.

(16/01/2007, CIIC-China hoy)


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