Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 9 oct (Xinhua) -- La cubana Leydi Expósito matriculó hace cuatro años en el Instituto Confucio de La Habana para aprender el idioma chino y poder comunicarse mejor con su esposo chino, Yin Chunfa.

La joven, quien siempre se sintió atraída por la cultura china, abrazó con pasión la caligrafía con pincel sin ni siquiera imaginar que hace apenas unos días ganaría el segundo lugar en esa categoría en el II Concurso de Talento Chino en América Latina y el Caribe 2021.

Esa competición, cuya primera edición fue en 2020, nació en tiempos de la pandemia de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19) como un mecanismo para mantener activa la promoción de la cultura y el idioma chino en la región.

El Concurso, realizado de manera virtual, significó un tremendo éxito para el Instituto Confucio de La Habana que premió además a Gretel Ramos con el primer lugar en danza tradicional y a Rosalina Grau con el tercero, así como a Patricia Rivera en pintura.

El éxito adquiere mayor relevancia si se sabe que la institución solo envió cuatro videos de igual número de alumnos y todos alcanzaron algún tipo de galardón.

"Esos resultados son fruto del esfuerzo de estudiantes y profesores, porque es un instituto que no solamente enseña idiomas, sino que también ofrece muchos proyectos culturales", destacó en diálogo con Xinhua la directora del Instituto Confusio de La Habana, Yorbelis Rosell.

En el Instituto, situado en pleno Barrio Chino habanero, los docentes se empeñan en fomentar el interés y las habilidades de los alumnos en disímiles vertientes de la diversa cultura china.

Esa es la razón por la que Grau se sintió atraída por la danza tradicional, en la que, dijo, puede combinar su pasión por el baile y al mismo tiempo incursionar en una cultura que es diferente.

"Me llamaba mucho la atención la danza china por los movimientos que son suaves y no tienen nada que ver con la música popular cubana, por ejemplo", comentó la joven, quien estudia Ingeniería en Telecomunicaciones en la Universidad Politécnica de la capital cubana.

Grau, de 19 años, estudia chino desde los 14 y está convencida de que esa incursión en la cultura le permite ampliar sus conocimientos, algo en lo que coincide Rivera, quien trabaja como diseñadora industrial después de graduarse en el Instituto Superior de Diseño de La Habana.

La joven, de 24 años, desde hace tres años estudia el idioma, una enseñanza en la que descubrió la pintura como una herramienta para acercarse a la cultura china.

"Es una actividad que me gusta y que en algún sentido se acerca a mi profesión como diseñadora", aseveró Rivera, quien presentó una cartulina con la rama de un árbol florecido.

Para el Instituto Confucio de La Habana los resultados han sido excelentes, aunque en otros años los estudiantes de esa institución han ganado muchos premios internacionales.

Ahora, el centro se prepara a reabrir las clases a mediados de noviembre próximo, aunque con una mezcla entre la enseñanza virtual y la presencial, para mantener el cumplimiento de las medidas sanitarias establecidas por el gobierno cubano en el marco de la pandemia. Fin