Wang Cunjin, un agricultor de 61 años de una aldea del norte de China, nunca pensó que iba a viajar al extranjero y ayudar en la excavación de una antigua ciudad perdida, a miles de kilómetros de su casa.
En los pasados dos años, Wang se ha unido a un equipo arqueológico chino en Uzbekistán en otoño y ha pasado más de dos meses excavando en las ruinas de Mingtepa, en el valle de Ferganá.
Sus singulares habilidades de excavación subterránea con una herramienta tradicional china llamada pala de Luoyang han asombrado a los arqueólogos locales, que tienen menos experiencia en labores arqueológicas cuando no hay señales en la superficie del terreno.
El equipo arqueológico conjunto, compuesto por expertos de la Academia de Ciencias Sociales de China y del organismo uzbeko equivalente, ha realizado significativos descubrimientos en la excavación de la antigua ciudad, que tiene más o menos el mismo tamaño que Mónaco.
Descubrieron que hace unos 2.000 años, Mingtepa era una importante ciudad del estado de Dayuan, conocido por la preciosa raza de caballos de Ferganá y por ser un centro clave de la antigua Ruta de la Seda.
Hace cerca de dos milenios la antigua Ruta de la Seda era una vía de comercio e intercambios. En la actualidad está atrayendo más atención debido a la Iniciativa de la Franja y la Ruta propuesta por China en 2013 como una red de comercio e infraestructuras para conectar de mejor forma Asia con Europa y África.
China acoge hoy domingo y mañana lunes el Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, que se celebra en Beijing.
"Los intercambios y la cooperación culturales constituyen una importante parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta", subrayó el director del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias Sociales de China, Chen Xingcan. "Las evidencias del trabajo arqueológico ayudarán a los países a lo largo de la antigua ruta a conocer más de la historia", manifestó.
Hoy día, arqueólogos chinos y extranjeros se han unido para redescubrir la historia de la antigua Ruta de la Seda.
Se han llevado a cabo excavaciones intermitentes en las ruinas de Mingtepa durante décadas. Una parte de la muralla de la ciudad ha sido desenterrada, y rodea un área de 500 por 800 metros.
No obstante, existen suposiciones de que la ciudad podría ser de mayor tamaño y podría haber muros exteriores aún no descubiertos.
En 2011, el Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias Sociales de Uzbekistán y el Instituto de Arqueología chino mencionado firmaron un acuerdo para excavar en el yacimiento de forma conjunta.
El proyecto fue puesto en marcha el siguiente otoño, pero el grupo chino no se precipitó a excavar.
El equipo, encabezado por Zhu Yanshi, un especialista en la arqueología de antiguas capitales, pasó tres años elaborando un mapa digital del sitio con la ayuda de drones y utilizando una tecnología de precisión para la medición y de mapeo por computadora.
En 2015, Zhu invitó a su antiguo socio Wang Cunjin, experto en el uso de la tradicional pala de Luoyang, al yacimiento.
Esta pala, que es un cilindro en forma de U con un diámetro de cuatro a seis centímetros, es de uso común en la arqueología de campo de China. Esta herramienta permite a quien la usa extraer una sección de la tierra preservando la estructura del suelo.
Los investigadores pueden analizar el color, la textura y la intensidad del suelo en busca de cualquier evidencia de estructuras subterráneas, para descubrir si pertenece a una carretera, una tumba o una muralla de una ciudad. Generalmente, el suelo de un muro es duro y firme.
El equipo chino contrató a 12 agricultores uzbekos y Wang les enseñó a usar la pala.
Todos los días los agricultores realizaban pequeños agujeros y Wang examinaba el suelo extraído de cada uno.
Por la noche, Wang y sus colegas comparaban las muestras de suelo extraídas de diferentes hoyos y discutían la posible ubicación de los muros de la ciudad.
En otoño de 2016 lograron un avance. Las señales indicaban que podría haber un muro de la ciudad en la parte oriental de las ruinas.
Zhu decidió excavar una pequeña parte del área y hallaron la muralla exterior.
Las siguientes excavaciones permitieron localizar la muralla exterior de la ciudad en las otras tres direcciones, con lo que el tamaño del lugar se aumentó de 500 por 800 metros a 2.100 por 1.300 metros, lo que supone que hace alrededor de 2.000 años esta era la mayor ciudad en el valle de Ferganá.
Trabajar en Uzbekistán es una extraordinaria experiencia para Wang, quien nunca había tenido la oportunidad de relacionarse con extranjeros en su lugar de residencia.
Wang no fue a la universidad y era un agricultor hasta que aprendió a utilizar la pala de Luoyang a los 27 años. Su técnica se ha perfeccionado a lo largo de años de trabajos de excavación.
En Uzbekistán, debido a que hizo importantes descubrimientos, está reconocido como una persona de talento y se ha hecho famoso. El sitio de la excavación se ha abierto a la gente local y a los estudiantes. Una vez, un estudiante universitario incluso le pidió un autógrafo.
"En 2011, el de Mingtepa fue el primer proyecto extranjero del instituto de arqueología a nivel nacional de China", indicó el director de un centro creado en marzo por la Academia de Ciencias Sociales de China centrado en la labor arqueológica del organismo en el exterior, Wang Wei.
China tiene en la actualidad varios grupos arqueológicos dedicados a proyectos conjuntos en el extranjero, en lugares como Vietnam, Camboya, Laos, Pakistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kazajistán, Kirguizistán, Irán, Egipto, Kenia y Honduras.
"China cuenta con ventajas en el trabajo arqueológico a lo largo de la Ruta de la Seda", destacó Wang.
"Los libros chinos tienen registros históricos sobre varios países de la ruta. Las civilizaciones se influyeron mutuamente a lo largo de la ruta. Algunas antigüedades excavadas son muy extrañas para los arqueólogos europeos, pero los expertos chinos las reconocen fácilmente", concluyó Wang.