La confesión escrita de Takeo Utsugi, un oficial japonés convertido en hombre de negocios, publicada hoy jueves en el sitio web de la Administración Estatal de Archivos (AEA) documentó el uso de reclusos chinos como sujetos en experimentos médicos durante la II Guerra Mundial.

Utsugi, nacido en la prefectura de Chiba de Japón en 1895, sirvió en la policía militar desde 1934 hasta 1941 en "Manchukuo", el estado títere establecido por el imperio de Japón en el noreste de China, y luego gestionó una empresa en el noreste de China, de 1942 a 1945. Fue detenido en diciembre de 1945.

Según la confesión que escribió en 1954, llevó un preso chino, que estaba condenado a muerte, a un hospital militar para "experimentos patológicos" en noviembre de 1937.

"Como estaba a punto de irme en un viaje de negocios en coche, ayudé a llevar al cabo Tamura y al detenido al hospital", escribió.

En enero de 1938, para hacer experimentos patológicos en cuerpos vivos, "ordené al oficial de certificados judiciales Ando y al cabo Tamura que enviasen a un preso condenado a muerte al Hospital del Ejército Número Dos de Xinjing para entregarlo a un cirujano militar, el capitán Ono", continuó.

En el mismo mes, uno de siete chinos detenidos por Utsugi fue condenado a muerte por asesinato y robo a mano armada y posteriormente enviado al Hospital del Ejército Número Dos de Xinjing para los experimentos, según el archivo.

Esta es la última de una serie de confesiones de 45 criminales de guerra japoneses que la AEA publicó. La institución ha emitido una al día desde el 3 de julio.

La campaña se produce tras la negación de crímenes de guerra por parte del primer ministro japonés, Shinzo Abe, y los políticos derechistas de este país. F