Una confesión escrita hecha por Teruhiko Yokoyama, un criminal de guerra japonés de la Segunda Guerra Mundial, fue dada a conocer hoy viernes por la Administración Estatal de Archivos (AEA) y en ella reconoce que facilitó el arresto y ejecución de centenares de chinos que combatieron a los nipones.

Nacido en 1901 en la prefectura de Tokio, en Japón, Teruhiko viajó a China en abril de 1938 para incorporarse a la invasión japonesa de China, pero no como un soldado, sino como un juez en el sistema judicial "Manchukou", un estado títere instaurado en los años 30.

De acuerdo con la confesión, antes de la captura de Teruhiko en marzo de 1946, éste había facilitado el arresto y ejecución de cientos de luchadores chinos que combatían a los japoneses.

En junio de 1945, cuando la guerra tocaba a su fin, más de 60 chinos del Ejército Unido Anti-Japón del Noreste fueron procesados por un tribunal presidido por Teruhiko, quien ejerció de "juez en jefe". Diez de ellos fueron sentenciados a pena de muerte.

El criminal de guerra también admitió que sentenció a muerte a tres líderes de la división del Partido Comunista de China en Manchuria del Norte en diciembre de 1942.

Esta es la última de una serie de las confesiones de criminales de guerra nipones que la AEA planea publicar. La entidad ha emitido una cada día desde el pasado 3 de julio.

La medida se produce tras la negación de los crímenes de guerra por parte del primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y de políticos derechistas. F