Cuando Zhang Yumin, una mujer retirada y residente de Beijing, salió de casa este amanecer para tomar un vuelo hacia Kunming, desconocía que la ciudad primaveral había sido ensombrecida por el terrorismo y derramamiento de sangre.
Kunming, famosa por su agradable clima y brillo solar permanente, fue la primera escala del viaje turísticos de seis días de Zhang por la provincia de Yunnan, suroeste de China.
Unas nueve horas antes del despegue del avión, un grupo armado con cuchillos atacó frenéticamente a la multitud en la estación de tren de Kunming, lo que causó la muerte a 29 personas y heridas a más de 130.
Zhang, de 59 años de edad ya iba en camino hacia el aeropuerto de Beijing cuando escuchó las noticias. "Quedé consternada, pero era demasiado tarde para cambiar de planes".
Sin embargo, la ex cajera de una subsidiaria de Sinopec en el distrito Mentougou de Beijing no entró en pánico, porque viajaba con su esposo y con amigos en un grupo de turistas.
Cuando el avión estaba a punto de aterrizar en Kunming, Zhang dijo que quedó sorprendida por el deslumbrante brillo del sol, un lujo para los beijineses acostumbrados al invierno sombrío y al esmog sofocante.
"Es difícil creer lo ocurrido bajo ese brillo del sol tan hermoso", dijo a los reporteros de Xinhua que realizaban el mismo vuelo hacia Kunming.
CALMA DESPUES DEL TERROR
El aeropuerto de Kunming estaba tranquilo y no tan concurrido cuando el primer vuelo proveniente de Beijing aterrizó alrededor de las 10:00 horas.
En la mayor parte de la terminal se podían observar oficiales de policía, eso hizo que Zhang se sintiera más segura.
La mujer y sus apesadumbrados compañeros de viaje fueron llevados al Lago Dianchi, uno de los atractivos turísticos más importantes de la ciudad.
Se emocionaron con la vista del hermoso lago y de las gaviotas que sobrevolaban sus aguas, no obstante, al escuchar las noticias que emitía un radio portátil los hizo volver de golpe a la realidad.
"El ataque terrorista de anoche causó 29 muertes...", dijo una voz fuerte entre la multitud tranquila de turistas y corredores a la orilla del lago.
El radio pertenecía a una anciana de apellido Shao, quien siempre lo lleva para los ejercicios matutinos.
Sin embargo, esta mañana, rompió la tranquilidad e hizo recordar a la gente el ataque terrorista.
El lago está a unos 20 minutos de distancia en auto de donde ocurrieron los asesinatos, la estación de tren de Kunming.
Un área de 300 metros alrededor de la estación estaba acordonada hoy. Esa zona estaba cerrada para vehículos de motor, pero a los peatones se les permitió la entrada.
La gente murmuraba sobre la pesadilla del sábado. Se supone que del área habían sido retirados los vendedores ambulantes, pero algunos de ellos lograron quedarse.
Una vendedora de mediana edad estaba rodeada por una decena de peatones, más interesados en su relato de la violencia del sábado que en los paquetes de baterías para teléfono celular que vendía.
"Eran una banda, hombres y mujeres vestidos de negro y con largos cuchillos en las manos", dijo la mujer de la provincia oriental de Anhui. "Todos corrimos para salvar la vida".
ACECHA EL TERRORISMO
Los asesinos, "como tiburones que se abrieron paso entre un cardumen de peces pequeños", causaron pánico entre la multitud en la plaza al exterior del edificio principal de la estación de ferrocarril. "Atacaron con los cuchillos a cada hombre y mujer a su alcance y la sangre quedó por todas partes", narró.
El personal de limpieza trabajó toda la noche para quitar las manchas de sangre de la plaza. Sin embargo, Han Yizhen, una de las trabajadoras, mostró a los reporteros de Xinhua un charco de sangre seca justo afuera de la taquilla.
Han había terminado su turno a las 17:30 horas del sábado. "Mi supervisor me llamó a las 23:00 horas y me contó sobre los asesinatos. También me dijo que enrtraría a trabajar más tarde".
"La estación estaba llena como siempre, pero noté algunos cambios", indicó. "En lugar de sentarse en el piso, fumar, jugar cartas o comer bocadillos, la mayoría de los pasajeros optó por permanecer de pie o caminar con su equipaje, como si estuvieran listos para huir en cualquier momento".
Al final de la mañana, Han dijo que recogió mucho menos basura que lo normal, porque menos gente comió alimentos empacados y había menos vendedores ambulantes en el área.
Han dijo que empezó a dudar sobre si debe conservar o no su empleo de limpieza. Con 62 años de edad trabaja siete días a la semana y recibe un salario de 1.300 yuanes (211,5 dólares USA al mes). Su esposo tiene el mismo trabajo que ella.
"Pero si renuncio, será más difícil que él alimente a la familia solo", se lamentó.
Wang Guofu, un estudiante universitario de Kunming, insistió en que debía ver a su novia Liu Yujiao en Qujing, otra ciudad en la provincia de Yunnan donde Liu estudia ciencias de la computación en la universidad.
Ambos son nativos de la provinicia oriental de Shandong. "Nuestros padres aún no saben lo ocurrido en Kunming porque rara vez ven la televisión o leen los periódicos", dijo Wang de 21 años de edad. "Es mejor que no sepan. De otro modo, estarían preocupados", dijo.
DONDE EXISTE AMOR
Cuando la multitud llena de pánico corrió para salvar su vida, Zhang Dexing mostró una calma y valor inusuales. Reunió a un grupo de voluntarios que usaron garrotes y extinguidores para enfrentar a los atacantes armados con cuchillos.
También ayudaron a dos policías desarmados, quienes hacían frente a los agresores sólo con sus manos.
Ante el temor de que los terroristas pudieran entrar en el edificio de la estación y causar más víctimas, Zhang y otros dos voluntarios hicieron guardia en la entrada, poniendo en riesgo sus propias vidas.
Zhang ni siquiera tiene un empleo apropiado. Se gana la vida comprando boletos de tren para venderlos a un precio mayor. Es una actividad que realiza de manera oculta porque si fuera descubierto ameritaría una fuerte multa.
Entre los voluntarios que movilizó estaban algunos hombres que se dedican a su misma actividad y algunos pasajeros.
Los voluntarios también ayudaron en el trabajo de rescate. Trasladaron a los muertos y a los heridos hacia las ambulancias. "Como el área estaba congestionada, las ambulancias llegaron tarde. La última víctima fue llevada al hospital cuando menos 40 minutos después del ataque", dijo Zhang. El Hospital Popular No.1 de Kunming recibió a decenas de heridos,
En el Hospital Popular No. 3, un residente de Kunming comentó que "la matanza del sábado duró menos de 30 minutos, pero quién sabe por cuánto tiempo nos perseguirá el trauma".
Afuera de 11 centros de donación de sangre y de autobuses recolectores de sangre de la ciudad había filas de donadores. Un empleado de los centros dijo que habían extraído al menos cinco veces más la cantidad de sangre que en un día normal. Fi