Liu Mengmeng ha trabajado como operadora en una fábrica de vidrio en la provincia de Shandong, este de China, durante dos años desde que se graduó de una escuela técnica, pero difícilmente gana lo suficiente para vivir.
La firma privada paga 1,700 yuanes (271 dólares USA) al mes a los trabajadores migrantes como ella. En cambio, en la cercana Corporación Yankuang, una mina de carbón de propiedad estatal, a los empleados se les ofrecen generosos beneficios laborales además de un salario mensual de 5.000 yuanes (803 dólares USA).
Es ese tipo de contratos el que ha convertido a la desigualdad salarial en un importante motivo de queja en China, la economía de más rápido crecimiento del mundo en las tres décadas pasadas impulsada por la industrialización y la urbanización aceleradas.
Después de repetidos retrasos en un plan de reforma a la distribución de los ingresos, que ha estado bajo consideración del gobierno desde 2004, la gente espera que la nueva dirigencia del Partido Comunista de China (PCCh) elegida en noviembre pasado realice esfuerzos más radicales al respecto.
"Espero que la dirigencia pueda adoptar un punto de vista superior cuando prepare la reforma y pueda frenar los elevados ingresos en sectores monopolizados", dijo Wu Li de una compañía de computación privada de Beijing.
Wu gana 8.000 yuanes al mes, arriba de los 6.000 yuanes de 2010, pero sigue sientiéndose estresada porque la renta de un departamento que comparte con una compañera se incrementó en 1.500 yuanes en el periodo.
"Espero que el país pueda impulsar con mayor fortaleza la reforma y resolver el sistema de pensión de doble vía", dijo Lu Meixiang, una trabajadora de una fábrica de textiles en Shandong. A la mujer de 47 años de edad le consterna la enorme disparidad en las pensiones entre los retirados de compañías y de instituciones afiliadas al gobierno.
La prosperidad generada por la reforma y apertura de China desde fines de la década de los 70 ha dado impulso a las industrias dominadas por el Estado y a las regiones orientales. El sistema de registro Hukou, que clasifica a los residentes en agricultores y no agricultores, también contribuyó a ampliar la disparidad en la riqueza.
De acuerdo con datos oficiales, el coeficiente Gini de China, una medida ampliamente usada para medir la desigualdad económica, se ha mantenido entre 0,47 y 0,49 durante la década pasada, muy por arriba del nivel de advertencia de 0,4 establecido por la Organización de las Naciones Unidas.
Las disparidades de ingresos pueden alcanzar múltiplos de hasta miles en casos extremos. En 2007, algunos gerentes de empresas estatales ganaban 4.553 veces más que los trabajadores migrantes, de acuerdo con un informe de 2011 del Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social.
El gobierno chino ha recurrido a medidas como aumento de los salarios mínimos y subvenciones para el nivel de vida con el fin de aliviar la presión sobre los grupos de bajos ingresos y expandir la clase media. Sin embargo, los esfuerzos se han visto obstaculizados por los crecientes precios al consumidor y de la vivienda.
Gracias al cuantioso salario y a tres casas disfrutados por Zhang Shun en Beijing, es obvio que el gerente de una firma privada no tiene problemas para ahorrar. El hombre de mediana edad dijo que se siente seguro para ahorrar cada centavo porque necesita cuidar a sus ancianos padres y apoyar a su hijo que pronto se casará.
"La mayor parte de la riqueza del país es concentrada por una minoría de la población. Se necesita urgentemente la reforma ante la necesidad de garantizar la equidad y con el propósito de impulsar el consumo interno", dijo Zhang.
"La idea de 'volver rica primero a alguna gente' fue propuesta por el difunto líder chino Deng Xiaoping. Es el camino correcto, pero el rezago en las reformas políticas ha ocasionado desigualdad en los ingresos", dijo Huang Zongliang, un profesor de política de la Universidad de Beijing.
El PCCh se ha mantenido firme sobre el asunto, pero se enfrentarán grandes obstáculos si la nueva dirigencia desea reconstruir la estructura establecida de intereses sociales, dijo Huang, quien se refirió a la reforma de los sectores estatales y la regulación de los ingresos ilegales de los funcionarios.
Por esta razón, la reforma es un proyecto gigantesco que requiere una gama completa de medidas coordinadas relacionadas con la administración, finanzas e impuestos, seguridad social, empleo y el sistema Hukou, afirman los economistas.
El gobierno necesita regular la distribución del ingreso a través de medios jurídicos y económicos, al mismo tiempo que impulsa el papel del mercado en la distribución básica del ingreso nacional, la principal fuente de ingresos residenciales, opinó Chang Xiuze, un reconocido economista chino.
"El gobierno debe buscar un equilibrio entre la competencia y equidad en el mercado, aprender a 'bailar sobre un par de huevos'. De otra forma se generará un retroceso o turbulencia social", dijo Chang.
El producto interno bruto (PIB) de China llegó a 51,93 billones de yuanes el año pasado, asegurando que el país mantenga su lugar como la segunda mayor economía del mundo. El consumo contribuyó con 51,8 por ciento del crecimiento del PIB en 2012, pero esa medida sigue siendo baja en comparación con las economías desarrolladas debido a la renuencia de los residentes a gastar.
El gobierno urgió en diversas ocasiones el año pasado a que se complete el plan de reforma de distribución del ingreso. En un congreso nacional sostenido en noviembre, el PCCh también anunció una meta de duplicar para el 2020 el PIB de China y el ingreso per cápita de los residentes con respecto a los niveles de 2001. Fi