La desertificación amenaza el mítico ferrocarril del Tíbet

Conocida también como la “vía hacia el cielo”, la mitad de la línea férrea de Qinghai-Tíbet fue construída en regiones a unos 4.000 metros de altura, a través de montañas, barrancos, el desierto del Gobi y tierras heladas, entre otros entornos “hostiles”.

Desde su puesta en funcionamiento total, el ferrocarril ha transportado a 52,76 millones de pasajeros, según cálculos para este mes de la empresa gestora. Un nuevo proyecto expandirá la línea desde Lhasa hacia Shigatse, la segunda mayor ciudad del Tíbet y sede histórica de los Panchen Lamas.

Los ingenieros han colocado muros de contención o simplemente situado grandes rocas a lo largo de las vías en las zonas afectadas para prevenir la llegada de arena. “Estas medidas de control de emergencia han resultado efectivas, pero aún necesitamos atajar la raíz del problema de la desertificación”, indica An.

Una de las teorías más comunes culpa al cambio climático del deterioro ecológico en la región de la meseta. Sun Zhizhong, investigador de la Academia de Ciencias de China (ACCh), afirma que las temperaturas en la meseta del Tíbet aumentaron más de 2 grados centígrados de media durante los tres últimos años, derritiendo grandes porciones de tierra congelada. La humedad pronto desaparece debido a la evaporación rápida del agua causada por la potencia del sol sobre la meseta. El suelo comienza a secarse y, en cierto momento, se convierte en desierto, explica Sun.

Otro problema citado por este experto es el pastoreo excesivo en las tierras mesetarias. “Pruebas de laboratorio nos indican que la desertificación es una tendencia que será difícil de revertir en el futuro próximo. La meseta del Tíbet podría convertirse algún día en una gran fuente de tormentas de arena”, explica Qu Jianjun, también investigador de la ACCh.

Qu explica que los glaciares también se derriten rápido en la meseta. Más de doscientos glaciares de pequeño tamaño de la región han desaparecido durante las últimas cinco décadas. Los lagos en el corazón de la Reserva Natural de Hoh Xil, hábitat de más de 70 mil antílopes tibetanos en las remotas tierras del oeste de la provincia de Qinghai, se han hinchado como resultado de la fusión de glaciares y nieves.

Xiao Penghu, vicedirector de la reserva, describe el derretimiento de los glaciares como una “daga pendiente” e indica que una vez que la mayoría de los glaciares se hayan derretido, los lagos y ríos de la región de Hoh Xil comenzarán a secarse, con consecuencias “desastrosas” para el entorno local.

“El destino del antílope tibetano está en nuestras manos, porque nuestras acciones pueden establecer el camino del calentamiento global”, afirma Tseten, otro directivo de la reserva, que hace un llamamiento a la unidad global en la lucha contra el cambio climático. “Cuando el calentamiento global dé al traste (con los antílopes tibetanos), nosotros también desapareceremos”, afirma.

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Palabras clave : desertificación ferrocarril  Tíbet

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