La comunidad internacional, especialmente las naciones desarrolladas, deberían cumplir con sus compromisos de aumentar la ayuda al desarrollo y ayudar a reducir la carga de la deuda de las naciones menos desarrolladas (LDC, siglas en inglés), dijo el primer ministro chino, Wen Jiabao, el jueves.
Durante una reunión de alto nivel dedicada a las LDC, al margen de la cumbre Río+20, Wen anotó que el número de LDC, fijado actualmente en 48 por la ONU, se ha duplicado en los últimos 40 años, y que más de 1.300 millones de personas siguen viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
"Es un reto al que debemos enfrentarnos", dijo Wen, añadiendo que estas LDC y sus pueblos apenas han disfrutado de los beneficios traídos por la globalización y la informatización, y que han continuado siendo empobrecidos y marginados.
Es una responsabilidad común de la comunidad internacional ayudar a estas naciones, dijo Wen, haciendo un llamamiento para que se realicen más esfuerzos para promover la cooperación sur-sur y norte-sur, y ayudar a que las LDC se integren en la globalización y se pueda reducir la "brecha digital".
Por su parte, las LDC deberían considerar el desarrollo económico y la mejora de la vida de su pueblo como su tarea más importante, y buscar de manera activa el camino para un desarrollo sostenible que concuerde con sus propias condiciones nacionales, afirmó Wen.
Anotando que apoyar a las LDC ha sido una política a largo plazo de China, el premier explicó que su país continuará asistiendo a estas naciones en su desarrollo social y económico, así como con su crecimiento sostenible.
Al final de su intervención, Wen expresó su creencia de que con la ayuda de la comunidad internacional y del esfuerzo realizado por las propias LDC "seguro nos desharemos de la pobreza y crearemos un mundo mejor de paz y afluencia".
La reunión fue esponsorizada conjuntamente por Nepal, Turquía, Bélgica, y otras agencias de la ONU relacionadas, y a ella asistieron el secretario general del a ONU, Ban Ki-moon, el presidente de la Asamblea General de la ONU, Naddir Abdulaziz Al-Nasser, y otros altos funcionarios. Fin