rg.dom4j.tree.DefaultCDATA@1ebd529 [CDATA: " Estados Unidos carece de mecanismos de protección básicos para el debido proceso de los casos legales, y su gobierno sigue abrogándose el derecho de privar a sus ciudadanos de las protecciones legales con base en su propia discreción (The Washington Post, 14 de enero de 2012). El Acta de Autorización de Defensa Nacional, firmada el 31 de diciembre de 2011, permite la detención indefinida de ciudadanos (The Washington Post, 14 de enero de 2012). Esta acta pondrá las investigaciones y los interrogatorios relacionados con presuntos casos de terrorismo a nivel nacional en manos de las fuerzas militares, lo que dará luz verde a la detención indefinida y sin necesidad de juicio de cualquier persona, incluidos los ciudadanos estadounidenses, mientras el gobierno tenga a bien catalogarlos como "terroristas" (www.forbes.com, 5 de diciembre de 2011).
Estados Unidos sigue siendo el país con la "población carcelaria" y la tasa de encarcelamiento per cápita más grandes del mundo, y las condiciones de los centros de retención son terribles. De acuerdo con el Departamento de Justicia, en 2009 el número de prisioneros ascendía a 2,3 millones, y uno de cada 132 ciudadanos estadounidenses estaba tras las rejas. Entretanto, más de 140.000 estaban pagando cadena perpetua ("Report: On the situation with human rights in a host of world states" - "Informe: Sobre la situación de los derechos humanos en algunos estados", publicado en la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, 28 de diciembre de 2011). Según la edición del periódico Los Angeles Times del 24 de mayo de 2011, en una prisión de California más de 50 presos tendrían que utilizar el mismo sanitario, y no menos de 200 serían forzados a vivir en un gimnasio (Los Angeles Times, 24 de mayo de 2011). De acuerdo con datos del Buró de Estadísticas de la Justicia, el número estimado de prisioneros víctimas de abusos sexuales en los penales estadounidenses entre octubre de 2008 y diciembre de 2009 totalizó 88.500 (www.bjs.gov). Desde abril de 2011, los funcionarios de prisiones dejaron de proveer almuerzo los fines de semana en algunas cárceles de Estados Unidos como mecanismo para reducir los gastos de alimentación. Como resultado, alrededor de 23.000 presidiarios en 36 cárceles consumen dos en vez de tres comidas al día los sábados y domingos (The New York Times, 20 de octubre de 2011). Las extremas condiciones de los penales y el tratamiento que reciben los reclusos son causa de continuas protestas por parte de los propios presos, e incluso de suicidios. Varios medios registraron dos grandes huelgas de hambre en prisiones de California en las que participaron más de 6.000 y 12.000 reclusos en julio y octubre de 2011, respectivamente, para protestar contra lo que denominaban como "malos tratos y condiciones de detención" (CNN, 4 de octubre de 2011; The New York Times, 7 de julio de 2011). Según un informe del diario Chicago Tribune, publicado el 20 de julio de 2011, desde el año 2000, al menos 175 jóvenes habían intentado suicidarse mientras estaban recluidos en instalaciones del Departamento de Justicia Juvenil, y siete lograron su cometido (Chicago Tribune, 20 de julio de 2011). El Relator Especial de la ONU sobre la Tortura señaló, en un informe sobre 2011, que en Estados Unidos entre 20.000 y 25.000 individuos estaban siendo mantenidos en aislamiento, y que en ese año el gobierno estadounidense rechazó dos veces sendas solicitudes presentadas por el Relator Especial para reunirse en privado y sin ser monitoreado con los detenidos que estaban en aislamiento.
III. Sobre los derechos económicos, sociales y culturales
EEUU es la nación más rica del mundo, pero un gran número de sus ciudadanos carece aún de las garantías que aseguren el cumplimiento de sus derechos económicos, sociales y culturales, tan necesarios para la dignidad y el desarrollo personales.
EEUU no ha hecho lo suficiente para proteger a sus ciudadanos del desempleo. En los últimos 60 años no se ha registrado una tasa de desempleo a largo plazo tan elevada y que durase tanto tiempo como la actual. Entre los países occidentales desarrollados, EEUU ha sido uno de los que han ofrecido peor protección a los derechos de sus trabajadores. En los últimos diez años, no ha aprobado ninguna convención de organizaciones internacionales del trabajo. Además, carece de un sistema de arbitraje efectivo para tratar con las empresas que se niegan a llegar a acuerdos con sus empleados. Según datos del diario The New York Times correspondientes a su edición del 12 de diciembre de 2011, había en el país norteamericano 13,3 millones de desempleados, de los cuales, 5,7 millones lo habían estado durante más de seis meses. La tasa de paro fue del 8,9 por ciento en 2011 (Data.Bls.gov), y la correspondiente al desempleo entre los jóvenes de 25 a 34 años alcanzó el 26 por ciento en octubre de ese mismo año (The World Journal, 18 de noviembre de 2011), con aún más subempleados. Un total de 84 áreas metropolitanas registraron tasas de paro superior al 10 por ciento, y la localidad de El Centro, California, reportó, en septiembre de 2011, la tasa más alta con un 29,6 por ciento de paro (www.bls.gov). Los desempleados sufrieron no sólo presión financiera sino también la mental que se tradujo en ansiedad y depresiones.
En EEUU se registró una diferencia sin precedentes entre las clases sociales más altas y las más bajas, lo que parece evidenciar una distribución de la riqueza no equitativa. El país norteamericano presume de tener una clase media que abarca el 80 por ciento de la población, mientras que los que ocupan las posiciones de los extremos, tanto por arriba como por abajo, son la minoría (The China Press, 13 de octubre de 2011). Sin embargo, eso no es cierto. Según el informe hecho público por la Oficina de Presupuestos del Congreso de EEUU (CBO, siglas en inglés) el 25 de octubre de 2011, el uno por ciento más rico de las familias estadounidenses experimentó el crecimiento más rápido en ingresos familiares entre 1979 y 2007, con un incremento del 275 por ciento tras el pago de impuestos, mientras que el 20 por ciento formado por las familias más pobres sólo registró un incremento del 18 por ciento (The World Journal, 26 de octubre de 2011). Cable News Network informó el 16 de febrero de 2011 de que durante los últimos 20 años, los ingresos del 90 por ciento de los estadounidenses se han mantenido sin cambios, mientras que los del uno por ciento más adinerado han tenido aumentos del 33 por ciento. El Instituto de Política Económica publicó un trabajo de investigación el 26 de octubre de 2011 en el que se decía que, en 2009, la proporción entre la riqueza poseída por el uno por ciento más rico y la poseída por la clase media era de 225 a 1 (www.epi.org). Por si fuera poco, en EEUU, el 10 por ciento más pudiente ingresó de media 15 veces más que el 10 por ciento más pobre (Reuters, 9 de diciembre de 2011). Los 400 estadounidenses más ricos poseen una riqueza combinada equivalente a la de la mitad de la población más pobre -más de 150 millones de personas- (www.currydemocrats.org). Los ingresos anuales de los 10 directores ejecutivos (CEO) más ricos bastaría para pagar los salarios de 18.330 empleados (The World Journal, 16 de octubre de 2011). Aproximadamente el 11 por ciento de los miembros del Congreso tenían una riqueza neta valorada en más de 9 millones de dólares, y 249 de ellos eran millonarios. La riqueza neta de los miembros del Congreso de ingreso medio se situaba en 891.506 dólares, cifra que supuso al menos nueve veces la del hogar corriente (The USA Today, 16 de noviembre de 2011). En un editorial de la revista semanal Der Spiegel se afirmaba que EEUU se ha convertido en una entidad económica basada en el principio de "los ganadores se lo llevan todo". Larry Bartels, político estadounidense, dijo que los cambios fundamentales en la distribución de la riqueza fueron causados por las decisiones políticas más que por las consecuencias de las fuerzas del mercado o la crisis financiera (Der Spiegel, 24 de octubre de 2011). (Continúa)