Preocupación por parejas chinas que han perdido su único hijo

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(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Las parejas chinas cuyo hijo único perdió la vida enfrentan un número cada vez mayor de dificultades a medida que envejecen y la ciudadanía, apoyada por distintas organizaciones, está elevando la voz en su favor para pedir asistencia psicológica y financiera.

Mei Yunqing, de 52 años y oriundo de Wuhan, capital de la provincia central de Hubei, sufrió un ataque de apoplejía en 2008, un año después de que su único hijo, de 16 años, muriera víctima de heridas en la cabeza sufridas en una cancha de baloncesto. Como consecuencia del infarto, Mei perdió la vista y quedó paralítico.

La madre, Zhang Taomei, de 49 años, sufre de insomnio agudo y acaba de ser operada de un cáncer de tiroides. Además de la enorme pérdida y sus graves problemas de salud, la pareja enfrenta una difícil situación económica, puesto que sus ingresos mensuales son de tan solo 1.900 yuanes (300 dólares).

“No quiero pensar en el futuro, porque no tenemos ahorros para pagarnos una ayudante doméstica o trasladarnos a un geriátrico cuando ya no podamos cuidar de nosotros mismos”, indicó Zhang.

La política del hijo único de China permite que las parejas que hayan perdido a su primer y único hijo puedan tener un segundo, no obstante, esta tan solo es una opción para los más jóvenes. Puesto que tradicionalmente son los hijos quienes se encargan de sus padres en la vejez, muchos padres cuyos hijos han muerto ya mayores afrontan serios problemas de subsistencia y la política no ofrece solución al respecto.

El caso de Mei y Zhang no es una excepción en China, donde se estima que existen unos 120 millones de familias con un solo hijo, cifra que representa el 30 por ciento del total nacional, según Zhai Zhenwu, profesor de la Escuela de Estudios de Sociología y Demografía de la prestigiosa Universidad de Renmin de Beijing.

Según los cálculos de Zhai, para 2020 al menos un millón de estas parejas se habrá quedado sin descendencia, debido a enfermedades, desastres o accidentes.

En 2001, China promulgó una ley de planificación familiar que exige a los gobiernos locales ofrecer servicios de “asistencia necesaria” a las parejas que han perdido a su hijo único y no están en condiciones de tener o adoptar a otro.

Seis años después, la Comisión Nacional de Población y Planificación Familiar concretó la ayuda financiera a este colectivo y exigió la concesión de un subsidio mensual de al menos 100 yuanes (15,8 dólares) para cada pareja afectada.

En los últimos años también han aparecido organizaciones sociales y se han lanzado iniciativas particulares como la Asociación de Familias del Corazón Unido, donde las personas afectadas pueden compartir sus experiencias y dolor.

Jiang Li, de 57 años y originaria de Yingkou (noreste), cuya hija murió hace cuatro años en un accidente, pidió al Gobierno establecer centros de atención especiales para este tipo de padres, ya que la mayoría de geriátricos comunes los rechazan al carecer de garantía de pago.

Yuan Weixia, diputada del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, máximo órgano asesor político del país, propuso crear un fondo para ofrecer asistencia financiera a estas personas en caso de que contraigan enfermedades graves o ya no puedan cuidar de ellas mismas.

Según la diputada, las actuales políticas enfatizan demasiado las obligaciones de los ciudadanos y pasan por alto sus derechos e intereses.

“Las familias que han cumplido con la política del hijo único han hecho importantes contribuciones al país a la hora de aliviar la presión demográfica y lograr las metas del crecimiento económico”, recordó Yuan, quien también ha pedido al Gobierno proteger mejor los derechos de este colectivo.

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