Por Amitendu Palit*
Los jefes de Estado de las cinco principales economías emergentes –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- asistirán a la IV Cumbre BRICS que se celebrará en Nueva Delhi, India, el miércoles y el jueves.
Tras la anexión de Sudáfrica al grupo en abril de 2011, la talla económica del BRICS creció hasta 11,7 billones de dólares. El PIB nominal combinado de los países BRICS supuso 18,5 por icento del PIB mundial en 2010. Esta cifra se incrementa a 26,7 por ciento si se mide en términos de paridad de poder de compra.
De hecho, la brecha económica entre los BRICS y el G8 se está reduciendo gradualmente. Exceptuando Rusia, el resto del G8 –Canadá, Francia, Alemania, Japón, Italia, Reino Unido y Estados Unidos- suponen el 38,3 por ciento del PIB mundial en términos de paridad de poder de compra. Este diferencial se reducirá aún más en los próximos años, ya que varios miembros del G8 se encuentran luchando para superar sus dificultades económicas crónicas. La expansión de la economía de los países BRICS, por otra parte, se espera que se mantenga fuerte y estable.
El BRICS no es sólo un grupo de las economías de mercado emergentes más grandes y de mayor crecimiento, sino también una unión de tres continentes en desarrollo, Asia, África y Sudamérica. El grupo subraya el nuevo núcleo de la actividad económica, que se desplaza poco a poco desde Norteamérica y Europa, el “Norte” desarrollado, hacia el “Sur” en desarrollo. No incluye ningún país de la OCDE, la mayoría de los cuales son economías desarrolladas de altos ingresos de Norteamérica y Europa que se encuentran actualmente en un profundo estancamiento económico. Con el 42 por ciento de la población mundial y un enorme potencial económico, los BRICS simbolizan el nuevo “polo” económico global. En un sentido geopolítico más amplio, subraya la creciente cooperación Sur-Sur, que, de nuevo, es una consecuencia natural de la cambiante dinámica económica global.
La crisis financiera en Europa ha establecido la emergencia de los países del BRICS como una fuente clave de estabilidad económica global. Se han dado varias discusiones sobre el ofrecimiento de asistencia de los BRICS a Europa para ayudar a que supere sus dificultades, y con más de 4 billones de dólares en reservas de divisas, los países del BRICS son ciertamente capaces de apoyar sustancialmente a Europa. Por lo pronto, sin embargo, el grupo no ha alcanzado ninguna decisión sobre si deberían adquirir bonos europeos. Pero, lo hagan o no, el rol furturo del grupo en la gestión de las instituciones financieras globales y la arquitectura financiera global serán temas centrales de discusión en esta cumbre. Los miembros del BRICS ya han contribuido al FMI, y se espera que una mayor presencia en el seno del FMI pueda proporcionar una ayuda significativa a Europa. No obstante, la ayuda de los BRICS probablemente venga acompañada de la exigencia por parte del grupo de un mayor papel en la gestión del FMI.
Varios países europeos son importantes socios comerciales de miembros del BRICS, por lo que va en su propio interés que Europa se recupere con rapidez. Sin embargo, está claro que revitalizar Europa va a llevar su tiempo. En ese caso, los miembros del BRICS deberían considerar una mayor cooperación en comercio e inversión entre ellos mismos. Si bien es demasiado pronto para pensar en el BRICS como un marco de comercio e inversión, las instancias pasadas de cooperación entre los miembros del BRICS en la OMC entorno a temas de interés común como agricultura, por ejemplo, pueden impulsarlos a explorar posibilidades de colaboración. Son también importantes los esfuerzos para facilitar un mayor comercio e inversiones entre los países del BRICS, dado que el mundo desarrollado recurre cada vez más al proteccionismo y a políticas comerciales centradas en sus propios intereses, lo cual limita el acceso al mercado para varias exportaciones de los BRICS.
En los cuatro años desde la primera cumbre BRICS en Rusia, en 2009, el encuentro ha ido más allá de discutir únicamente cuestiones económicas hacia otros temas de significado estratégico global. Más allá del comercio, la economía y la reforma de la gobernanza global, se espera que la cumbre también trate otros asuntos como seguridad internacional, terrorismo, cambio climático y seguridad alimentaria y energética. Es natural, no sólo porque la importancia estratégica de los BRICS ha aumentado, sino también porque el resto del mundo espera que los BRICS jueguen un papel importante a la hora de confrontar las principales cuestiones globales.
La comunidad internacional mantendrá por lo tanto una mirada atenta sobre la cumbre, en busca de señales sobre aquello que acuerden hacer en el futuro los principales representantes del Sur.
*El autor es director de desarrollo y programas e investigador asociado visitante en el Instituto de Estudios del Sur de Asia en la Universidad Nacional de Singapur. Publicado originalmente en ‘China Daily’.
Las opiniones expresadas en este artículo corresponden a su autor, y no coinciden necesariamente con las de CHINA.ORG.CN.