(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – El miércoles 15 de marzo, el primer ministro chino, Wen Jiabao, admitió que había escuchado voces críticas a través de Internet, aunque reconoció que el hecho no le tomó por sorpresa.
“No estoy sorprendido de escuchar voces críticas en Internet. No hay nada malo en ello”, afirmó Wen en la tradicional conferencia de prensa que ofrece el día de la clausura de la V Sesión de la XI Asamblea Popular Nacional.
“Muchas de las críticas del público son dignas de una reflexión profunda de nuestra parte... Incluso, he pensado en invitar a las personas que regularmente hacen estos comentarios a Zhongnanhai (donde se encuentran las residencias de los altos cargos del Gobierno de China) para escuchar sus sugerencias cara a cara”.
Pero muchos otros funcionarios, por desgracia, no están tan dispuestos como el primer ministro a hacer frente a las quejas del público o a la crítica abierta.
En una encuesta nacional realizada el año pasado por el Diario de la Juventud, el 73 por ciento de los entrevistados respondió que muy pocas personas en el país expresan abiertamente sus ideas y que lo normal es que se hagan declaraciones hipócritas. En otras palabras, hay pocos motivos para creer en la crítica genuina.
Si se examina a los funcionarios chinos, se descubrirá que muchos de ellos a menudo hacen exactamente lo contrario de lo que predican. Aseguran que les parece bien la crítica pública, pero si estas revelan fallas en su gestión, le dan la espalda a quienes las formulan.
Vamos a esforzarnos duramente para hacer posible que todos digan lo que piensan.