“Éste ha sido el año más difícil, y también el año de más esperanza”, reconoció el premier Wen, quien cederá su cargo entre finales de este año y principios del próximo.
“El pueblo necesita un gobierno con la cabeza fría y valiente (...) y el gobierno necesita la confianza, el apoyo y la ayuda del pueblo”, afirmó.
Al evaluar su trabajo como primer ministro del país durante casi una década, Wen reconoció que “hay trabajo que todavía no se ha acabado, cosas que no se han hecho bien y no pocas cosas de las que lamentarse”, reconoció.
“Entiendo que todo el poder del gobierno viene del pueblo, y lo que he hecho ha sido mi deber”, afirmó. “Espero que el pueblo acabe olvidando todo lo que he hecho por él”, expresó con modestia.
“Hay mucho que mejorar en mi trabajo”, reconoció, pero añadió que “nunca he cometido ningún error deliberadamente (...) aunque debo asumir responsabilidad por los problemas que han ocurrido en la economía y la sociedad china durante mis años de mandato”.
“Pido perdón por ello al pueblo”, dijo Wen, añadiendo: “Tengo confianza en que la próxima generación lo hará mejor”.
“He servido al país durante 45 años, me he dedicado en cuerpo y alma al pueblo con todas mis energías, sin pensar en mi propio interés. Tengo el valor de mirar a la cara al pueblo y la historia. Algunos me alabarán, otros me criticarán, pero será la historia la que tenga la última palabra”, sentenció.
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