En busca de un crecimiento de calidad

Una tasa de desarrollo más moderada será más sustentable y ayudará a proteger el medio ambiente y mejorar la vida de la ciudadanía.

La ralentización de la economía China este año –la mayor hasta ahora- muestra su gran determinación para decir adiós a un modelo económico pasado dominado por el PIB y mejorar la calidad del crecimiento económico y sus efectos.

En su informe sobre la labor del gobierno, pronunciado el lunes pasado ante la Asamblea Popular Nacional (APN), el primer ministro Wen Jiabao anunció que el crecimiento del PIB del país se establecería en 7,5 por ciento en 2012 para “facilitar su transformación económica y aumentar la calidad del crecimiento económico”.

La expectativa de crecimiento del PIB más baja desde 2005 no significa que el país sea incapaz de mantener un crecimiento más rápido. La economía china creció 10,3 por ciento interanual en 2010 y 9,2 por ciento en 2011, a pesar de la crisis global financiera y una variedad de incertidumbres internas y externas.

Pero las presiones crecientes de la crisis de deuda de algunas naciones de la Eurozona han llevado a los líderes chinos en varias ocasiones a comprometerse a ajustes moderados y bien temporizados en las políticas macroeconómicas y monetarias del país. La reducción por el banco central del ratio de reserva exigido a los bancos comerciales en dos ocasiones en los últimos meses se ven como una señal del giro de las políticas en el país desde la lucha contra la inflación hacia el impulso del crecimiento económico. Además, en una época en la que muchos gobiernos locales aún tienen el impulso de expandir su volumen económico bajo el actual mecanismo de evaluación de sus acciones centrado en el PIB, la capacidad de China para mantener el momentum de crecimiento económico nacional relativamente rápido no debería ser puesta en duda.

Sin embargo, la impotencia de la recuperación económica global y una serie de dificultades domésticas, desde contradicciones estructurales y desequilibrios de desarrollo, hasta los elevados precios o la sobrecapacitación de algunas industrias, están obstaculizando el potencial de desarrollo de China y subrayando la urgencia de llevar la economía de la nación hacia una vía más lenta pero más sana.

Está bien recordar que la implementación de paquetes de estímulo dominados por la inversión tras la crisis financiera global produjo toda una serie de efectos colaterales. El lanzamiento de una campaña nacional para proyectos de construcción impulsó directamente la inflación y la sobrecapacitación, dando impulso a la ralentizada economía de la nación.

China necesita un desarrollo económico relativamente rápido para mantener un nivel básico de empleo y asegurar la estabilidad social. Pero tras décadas de desarrollo rápido, el agregado económico de China ha alcanzado más de 47 billones de yuanes (7,45 billones de dólares), el segundo mayor del mundo. En este contexto, continuar para mantener el momentum de desarrollo pasado haría indudablemente que el país pagara un coste medioambiental y social mayor. Con sus ingresos per cápita creciendo de forma continuada, lo que el país debería hacer es mejorar una distribución más justa, a la vez que aumenta el tamaño del pastel.

El agotamiento de los recursos y el deterioro del medio ambiente también ponen de manifiesto la necesidad y la urgencia de que China desacelere el impresionante ritmo de crecimiento del pasado.

En su informe, el premier Wen Jiabao admitió el fracaso de su gobierno en alcanzar sus compromisos sobre conservación energética y reducción de emisiones en 2011. Y en una rueda de prensa el lunes, Zhang Ping, director de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR), afirmó que China sólo redujo la intensidad de su consumo energético por unidad de PIB en 2,01 por ciento en 2011, muy por debajo del objetivo de 3,5 por ciento. La reducción de la intensidad del dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno por unidad de PIB tampoco alcanzó los objetivos.

Aunque Zhang atribuyó el fracaso a las operaciones por debajo de su capacidad de las estaciones hidroeléctricas del país en los últimos años, debido a la sequía extendida por las regiones sureñas, los débiles avances en la transformación económica del país han jugado sin duda un rol considerable.

En su XII Plan Quinquenal (2011-2015), China se comprometió a reducir su consumo energético por unidad de PIB en 16 por ciento para 2015, respecto a los niveles de 2010. En 2009, el gobierno chino también se comprometió a incrementar la energía no fosil del país hasta 15 por ciento del consumo en el país de energía primaria.

Todo esto, junto con la inclusión del sistema PM2,5 para medir la contaminación ambiental y la planeada adopción del precio nivelado de la electricidad en la primera mitad de este año, muestra que el gobierno no busca un desarrollo económico rápido sacrificando el medio ambiente y la salud de las personas.

En su informe, Wen dijo que China continuaría estudiando estándares para aplicar impuestos sobre los recursos hídricos y controlar estrictamente los préstamos bancarios a las industrias con alto consumo energético, contaminantes y sobrecapacitadas este año. También dijo que el país pilotaría el comercio de carbono y aceleraría el establecimiento de un mecanismo de compensación ecológica tan pronto como fuera posible.

El informe de trabajo de Wen mostró la consolidada voluntad de las autoridades y el coraje para progresar en este camino. (Por Wu Yixue*)

*Las opiniones expresadas en este artículo corresponden a su autor y no coinciden necesariamente con las de CHINA.ORG.CN.

Publicado originalmente en China Daily.

Palabras clave : APN, PIB ,crecimiento económico, ,XII Plan Quinquenal ,PM2,5

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