Por Eric Jou*
Armonía, Unidad y Estabilidad han sido las tres palabras más mencionadas que definen la mayoría de las discusiones durante las Dos Sesiones legislativas de China.
Estas discusiones probablemente darán forma a la manera en que China avance en los próximos años. Sin embargo, a pesar del firme impulso a la armonía, la unidad y la estabilidad, parece que la mayor parte de la retórica se dirige hacia una mayor estabilidad económica.
El tráfico es terrible, especialmente en el centro de la ciudad, entorno al Gran Salón del Pueblo, donde la acción se está desarrollando. Pero, independientemente de que la acción esté o no en curso, el tráfico sigue siendo terrible.
A medida que el papel de China en el mundo aumenta, también lo hacen sus responsabilidades. Pero en lo que respecta a la estabilidad, podría tener que concentrar su atención en el interior.
Mucha retórica se centrará en cómo controlar los disparados precios de la vivienda, o la congestión del tráfico que desgasta la vida –fenómenos ambos que desestabilizan la vida urbana, especialmente cuando se calcula que el 49 por ciento de la población china está desplazándose a entornos urbanos.
Los jóvenes en china se suman cada vez más a un estilo de vida que glamouriza las marcas de lujo. Ya hay críticas sobre la falta de fibre moral y educación social o moral de las generaciones de los 80 y 90.
Es uno de los problemas que surgen cuando el crecimiento económico supera el bienestar social y el desarrollo educativo.
Una de las soluciones más rápidas para inculcar la estabilidad social sería la reforma de las regulaciones.
La reforma del tráfico debería estar en lo alto de la lista. Para hallar la solución, necesitamos encontrar por qué es tan horrendo.
La razón más obvia es el número de vehículos. Según estadísticas de diciembre de 2010, Pekín cuenta con 4,7 millones de autos registrados, con un registro anual de 240.000 nuevos vehículos. Si los números registrados cada mes no han cambiado, Pekín está próximo a los 5 millones de autos en sus carreteras.
La segunda razón es la conducta de los peatones. A pesar de existir pasos de peatones y pasarelas diseñadas para hacer el cruce más seguro, muchos optan por cruzar por mitad de la calle frente al tráfico, creando caos.
La tercera razón es legal más que social. Según las regulaciones de tráfico de Pekín, cuando un vehículo a motor golpea a un ciclista o un peatón, la responsabilidad es del vehículo.
El resultado final es la falta de comportamiento. Los chinos pueden conducir, pero la forma en que conducen indica que no deberían. Los conductores ignoran el derecho vial, nunca ceden el paso a otros vehículos o peatones y, la mayoría de las veces, no indican cuando van a cambiar de carril o girar.
Tras definir los problemas, podemos empezar a dirigirnos hacia las soluciones y cómo mejorar la estabilidad social.
Todos los conductores deberían ser obligados a reeducarse si muestran cualquier señal de rabia en la carretera o generan un peligro público. Hay que aumentar el número de policías en patrulla y deben instalarse más barreras para que los peatones crucen por los lugares adecuados.
Los peatones imprudentes deberían ser marcados. Los reincidentes deberían pagar más y si no pueden hacer frente a la multa, deberían ser castigados con servicios públicos obligatorios o detenidos.
Esto es de verdad la armonía, la unidad y la estabilidad.
*Este artículo refleja la opinión de su autor, que no corresponde necesariamente con la de CHINA.ORG.CN.