La popularidad del gobierno del Tíbet, en el suroeste de China, depende de su trabajo en beneficio de la población, declaró hoy el jefe de gobierno del Tíbet, Padma Choling, quien también reconoció el desafío que representa el Dalai Lama.
"Enfrentemos la realidad. El Dalai Lama y sus seguidores intentan atraer a los jóvenes tibetanos, pero lo que necesitamos hacer no es competir con ellos", afirmó Padma Choling, presidente de la región autónoma del Tíbet, durante las deliberaciones de la sesión parlamentaria nacional, cuando los reporteros le pidieron que comentara si jóvenes tibetanos van al exterior para seguir al Dalai Lama.
"En cambio, la clave es mejorar el bienestar de la población, especialmente en educación. Por otra parte, en los monasterios respetamos las prácticas religiosas (en vez de tratar de competir con alguien)", señaló. "La popularidad del gobierno dependerá de su trabajo", indicó.
Los gobiernos tibetanos de diversos niveles harán esfuerzos para cumplir la tarea de beneficiar a la gente y permitir que los residentes disfruten de los beneficios tangibles generados por las políticas del gobierno central, afirmó.
El funcionario agregó que los niños tibetanos disfrutan de 15 años de educación gratuita hasta la preparatoria. Y actualmente, hasta 98 por ciento de los niños tibetanos en edad escolar están inscritos en escuelas primarias.
Estadísticas oficiales muestran que los 16.600 estudiantes universitarios que se graduaron en el Tíbet el año pasado han encontrado un empleo, lo que representa un significativo contraste con la difícil situación del mercado laboral en las provincias interiores del país, donde muchos graduados han quedado sin empleo.
El índice de 100 por ciento de empleo para los graduados universitarios, en comparación con el promedio de 84 por ciento registrado entre los años 2006 y 2010, fue resultado de los grandes esfuerzos que ha hecho el gobierno tibetano para ampliar el mercado laboral para jóvenes con educación.
A partir del año pasado, el gobierno regional comenzó un programa para ofrecer incentivos en efectivo a los graduados que sean contratados por empresas privadas, y prometió reembolsar los costos universitarios o cancelar los créditos estudiantiles a los graduados que trabajen en el sector privado por más de cinco años, indicaron funcionarios.
El Tíbet, que cuenta con seis universidades y preparatorias, reformó su sistema de educación superior en el año 2006. Antes de eso, a cada estudiante universitario se le asignaba un empleo después de su graduación, como parte de un sistema social protector desde la cuna hasta la tumba abolido en otras partes de China a finales de la década de los 90 del siglo XX.
Además, los funcionarios señalan que han alentado a los graduados universitarios a que trabajar en provincias del interior del país, para lo cual han organizado ferias de empleo a las que han asistido más de 100 empresas de prósperas regiones costeras chinas como Guangdong, Fujian y Zhejiang. (Continúa)