¿Es más caro hacer negocios en China ahora?

Algunas compañías extranjeras han optado por hacer frente al aumento de los costes de producción en China trasladándose a otros países como Vietnam o Pakistán...

Por Jean-Marc F. Blanchard*

China ha sido el principal receptor de inversión directa extranjera (IDE) del mundo en desarrollo desde 1992 y se ha situado de forma consistente en el quinto puesto del top 5 de los destinos de IDE (entre países desarrollados o en vías de desarrollo) durante los tres últimos años. En 2010, el IDE de China alcanzó la cifra récord de 105.700 millones de dólares. Los 1,0574 billones acumulados de IDE implican inversiones en decenas de miles de proyectos en sectores tan diversos como el automovilístico, la banca, el electrónico, el inmobiliario y el textil.

Al principio, China atraía a los inversores extranjeros por los bajos costes de operación, especialmente los costes de la mano de obra. Las impresionantes cifras de crecimiento del país, sus políticas preferenciales hacia los inversores extranjeros como los aranceles reducidos, la tierra barata, las zonas económicas especiales, la cercanía de la dinámica economía del Sureste Asiático, la estabilidad política y la apertura de un número creciente de sectores y regiones geográficas dotaron a China de un gran atractivo para los inversores foráneos.

La adhesión de China a la OMC en 2001 sirvió como nuevo incentivo para incrementar los flujos de capital extranjero hacia el país. Numerosos observadores se preguntan, no obstante, si los años dorados del IDE están acabados, ya que los flujos de inversión reflejar tasas de crecimiento menores e incluso decrecientes en algunos casos. Esta pregunta ha surgido en primer lugar porque los costes de operación de las corporaciones multinacionales en China están creciendo debido al encarecimiento de la mano de obra.

De acuerdo con un informe del gobierno chino, los salarios mínimos han subido 22 por ciento este año. Los mayores costes de la mano de obra son parte de los esfuerzos de China por asegurar que los frutos del crecimiento económico del país sean más igualitariamente compartidos para promover el consumo interno y animar la producción de mayor valor. También están relacionados con los nuevos esquemas de bienestar social, como los programas reformados de seguridad social.

Algunas compañías extranjeras han optado por hacer frente a este aumento de los costes de producción trasladándose a Pakistán o Vietnam, donde se supone que dichos costes son menores. Tal respuesta, sin embargo, podría responder a una visión muy corta, ya que los costes totales de producción son una conjunción de muchos factores, incluyendo la productividad de los trabajadores (que requiere una buena educación, formación continua y una fuerte ética laboral), calidad de las infraestructuras, integración en la cadena mundial de suministro, disponibilidad de un sistema de distribución y logística, tecnología y acceso rápido a los clientes y proveedores de partes.

Si uno considera este “paquete total” al comparar los costes de producción al operar en China con otros países, es bastante posible que las ganancias de desplazar la producción y el suministro de servicios a otro lugar no sean en absoluto tan elevadas como se espera.

Los inversores a largo plazo reconocen que una presencia fuerte en China les permite acceder al enorme mercado interno del país, que es el primero, segundo o tercero más importante para muchas compañías como Agilent Technologies, BMW y Walter AG, y representa una vía hacia la diversificación para otras empresas como Gap.

China es además un mercado enormemente lucrativo para algunas, como se desprende de los comentarios del vicepresidente de General Motors, Steve Girsky, quien afirmó en una publicación de Wall Street: “Hacemos mucho dinero aquí”. Para otras empresas como Federal Express, China es una sede regional de valor incalculable.

Aun así, para otros, como AstraZeneca, Microsoft y Siemens, la presencia en China les permite tener una puerta de entrada hacia los graduados en ciencias, las instituciones académicas de prestigio y las crecientes infraestructuras de investigación y desarrollo. Si es necesario, los inversores más astutos pueden encontrar formas de reducir los costes operativos mediante la búsqueda de economías de escala, economías de alcance y la búsqueda de mayor eficiencia en el uso de los ‘inputs’ y la producción, así como de los procesos de suministro de servicios.

No hay duda de que lso inversores en China tienen algunas preocupaciones legítimas sobre los costes no relacionados con la mano de obra. Pero incluso en este punto, hay una buena parte de malentendido. El viceprimer ministro Li Keqiang dijo en enero durante una visita a Alemania que China “incrementaría su apertura” hacia la IDE. Además, numerosos representantes gubernamentales han enfatizado la receptividad de China hacia la inversión extranjera.

Aparte de todo ello, debería apreciarse el hecho de que algunas de las medidas adoptadas por China como los cambios en la Ley de Impuestos sobre los Ingresos o la promulgación de leyes sobre fusiones y adquisiciones y antitrust representan un allanamiento del terreno de juego o la adopción de regímenes legales y regulatorios de estilo occidental, más que una señal de aversión hacia las inversiones foráneas. Las compañías extranjeras, sin embargo, recibirían positivamente una mayor igualdad y transparencia en la forma de operar de estos nuevos regímenes.

Los gestores de todas la multinacionales deben prestar atención al resultado final. El aumento de los costes para operar en China está llevando a algunos a cuestionarse sobre las ventajas de invertir en China; otros se preocupan por el mantenimiento de sus beneficios en el país y otros sopesan desplazar sus inversiones a otros lugares. Esta discusión revela, sin embargo, que la cuestión de los costes no es sencilla. Por encima de todo, las empresas extranjeras necesitan pensar más allá de los costes de la mano de obra.

Además, aun si los costes laborales fueran de una importancia clave, operar en China conlleva muchos beneficios que deben ser tomados en cuenta. En última instancia, los inversores extranjeros deben ser cuidadosos, ya que corren el peligro de que “lo barato les salga caro”.

*Jean-Marc F. Blanchard es director asociado del Center for US-China Policy Studies, y profesor asociado de Relaciones Internacionales en la Universidad Estatal de San Francisco.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no se corresponden necesariamente con las de CHINA.ORG.CN.

Palabras clave : China, negocio, economía, comercio, ,OMC

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