Los centros comerciales y los mercados de Beijing han adoptado un tono escalofriante en preparación para el Halloween, que se ha vuelto cada vez más popular en China a pesar de las barreras y diferencias culturales.
Para Li Ye de 26 años de edad, el festival representa una oportunidad para relajarse y divertirse.
Ante la proximidad del día festivo, en la provincia de Sichuan, en el suroeste del país, los dueños de bares han decorado sus establecimientos con carteles sobre temas de Halloween, sangre falsa y otra parafernalia.
Li Haisheng, propietario de un bar pequeño en Sichuan, dijo que su negocio tuvo un incremento en las ventas, que ascendieron a 10.000 yuanes (1.573 dólares USA) diarios durante el mismo perido del año pasado.
Los niños pequeños chinos también se están involucrando en la diversión. Los jardines de niños bilingües en Beijing han comenzado a realizar fiestas para sus niños y los alientan a usar disfraces.
No obstante, algunos padres se han opuesto a las fiestas pues sus hijos no están listos para manejar las multitudes de seres de horror que salen a jugar durante Halloween. Una madre de nombre Li dijo que su hijo lloró y le pidió regresar a casa cuando asistió a una fiesta de Halloween en la escuela.
Xia Xuelan, un académico del Departamento de Sociología de la Universidad de Pekín, dijo que la forma en que la gente celebra Halloween es una contradicción con las creencias chinas tradicionales, las que consideran al más allá y a los fantasmas como un tema tabú.
"Ni siquiera hablamos de fantasmas, mucho menos les permitimos vestirse como ellos y andar por las calles", dijo Xia.
El equivalente chino a Halloween es el Festival de los Fantasmas, que se celebra la decimoquinta noche del séptimo mes del calendario lunar chino. El festival es un momento en que las familias rinden tributo a sus ancestros, dijo Xia. Fin