Li Yang, fundador de “Crazy English”, un método de enseñanza del inglés muy popular en China, reconoció ayer haber pegado a su esposa estadounidense debido a la gran presión laboral, las diferencias culturales y, sobre todo, la mentalidad tradicional de China según la cual la violencia doméstica es “normal”.

“Estaba furioso y quería morir con mi esposa. Le eché la culpa y la empujé al suelo y le golpeé la cabeza contra el suelo varias veces”, reconoció Li en una entrevista con el rotativo ‘Legal Daily’. “En ese momento probablemente era semiconsciente”.

Li admitió haber golpeado a su esposa Kim Lee, ciudadana de Estados Unidos, frente a su hija de dos años, pero dijo que se había disculpado y reconciliado con ella en la comisaría de policía.

Li manifestó que correspondía a su esposa decidir si debían divorciarse, y que por ahora aún no se ha decidido.

“Espero que pueda servir como un ejemplo negativo para advertir a la gente de lo grave de la violencia doméstica y convencerles de que entreguen amor en lugar de rabia a sus familares”, señaló Li.

El caso de Li es muy común en el país asiático, que cuenta con pocas leyes relacionadas con la protección de las mujeres y adolescentes de la violencia doméstica. La Federación de Mujeres de Toda China recibe cada año alrededor de 40 mil y 50 mil quejas sobre violencia doméstica, según el periódico.

Li afirmó haber crecido “en una familia china” en la que sus padres reñían todo el tiempo, y donde también existía violencia.

Li añadió: “Algunos de mis amigos me han dicho que un hombre que pega a su propia mujer no supone un problema. Muchas personas en china están de acuerdo y prefieren mantenerlo en silencio porque creen que se trata simplemente de un asunto de la familia que no debe ser revelado”.

Li dijo que en este tipo de familias, el hijo podría aprender pronto de su padre que golpear a su esposa no es grave, sino normal y corriente, y además la idea puede transmitirse, como fue su propio caso.

Li dijo que él pegó su mujer porque cree que “la carrera profesional de un hombre es más importante que su familia”.

Li afirma que se pone agresivo cuando su esposa trata a discutir con él sobre asuntos triviales de la familia tras 15 o 16 horas de trabajo.

Diferencias culturales, personalidades y opiniones en conflicto sobre la educación fueron también las razones de la violencia, añadió.

“Pero, ahora, he enseñado a mis hijas que cuando se encuentren con ese tipo de violencia doméstica en el futuro, griten para pedir ayuda en lugar de mantenerse en silencio”.

Ahora Li urge a que el país elabore leyes que prohíban la violencia doméstica. “Espero que más personas puedan aprender de mi y que el caso pueda ayudar al país a elaborar leyes relacionadas lo antes posibles”.