Muchos se sorprendieron cuando el BGI, anteriormente conocido como el Instituto de Genómica de Beijing, secuenció una cepa de la bacteria E.Coli responsable del brote que provocó la muerte de al menos 18 personas en Alemania el mes pasado.
Sin embargo, este logro no fue ninguna sorpresa para el subdirector del centro de investigación de genómica de microorganismos del BGI, Qin Junjie, cuyo equipo llevó a cabo la secuenciación en tres días. "Producimos la mayor cantidad de datos genómicos y tenemos el mejor equipo para analizarlos", indicó Qin.
El subdirector del centro señaló que BGI es más una fábrica que un laboratorio. Las instalaciones, construidas en lo que fue una fábrica de zapatos en la ciudad meridional de Shenzhen, cuentan con 137 máquinas de secuenciación genómica de la más alta calidad y ordenadores de alta velocidad.
El instituto produjo 500 terabytes (Tb) de datos genómicos en 2010, una cantidad diez veces superior a la suministrada por el Centro Nacional de Información Biológica de Estados Unidos (NBCI, siglas en inglés) en las últimas dos décadas. Qin indicó que el BGI espera poder producir 100 petabytes (Pb) de datos este año.
El instituto está utilizando Ion Torrent, una nueva máquina de secuenciación genómica que es mucho más rápida. "Cada media hora cuenta en la lucha contra las epidemias", afirmó el portavoz del BGI, Yang Bicheng.
Para manejar este gran volumen de datos, el instituto necesita un equipo joven y enérgico. Actualmente, el BGI tiene en plantilla a 3.000 científicos con una media de menos de 25 años de edad. A sus 29 años, Qin es uno de los más veteranos.
Li Yingrui acababa de terminar sus estudios universitarios y estaba haciendo prácticas en el BGI cuando publicó su primer artículo en "Nature Journal" en 2007.
Ahora, con 24 años cumplidos, Li está al frente del departamento de bioinformática y coordina un equipo de 1.500 personas. En poco tiempo, este joven se ha convertido en uno de los científicos más importantes del instituto y ha publicado cinco artículos en "Science Magazine" y "Nature Journal".
En BGI, estudiantes universitarios o incluso alumnos de secundaria toman las riendas de proyectos innovadores y publican artículos en importantes publicaciones científicas.
Sin embargo, sus sueldos no impresionan tanto como su trabajo. Un empleado recién graduado cobra unos 3.000 yuanes (462 dólares) al mes, mientras que el salario medio en Shenzhen es de más de 4.000 yuanes.
"El hecho de contar con un ejército de científicos a un precio relativamente bajo contribuye a reforzar la competitividad del BGI", señaló el portavoz.
"En el instituto, los jóvenes pueden trabajar con científicos líderes a nivel mundial y participar en proyectos internacionales. También tiene la oportunidad de liderar la investigación en nuevos ámbitos, y esa motivación es más importante que todo lo demás", explicó Yang.
La creciente fama del BGI en el escenario mundial demuestra que los esfuerzos realizados por China para promover los avances científicos están empezando a dar sus frutos, aseguró el director del instituto, Wang Jian.
"La concepción científica del desarrollo es una política clave en China y requiere el apoyo del gobierno en centros de investigación como el BGI", subrayó Wang.
Además, el país asiático ha estado promoviendo la reforma sanitaria, la agricultura y la protección medioambiental, lo que a su vez impulsa la investigación biocentífica, añadió.
El alcalde de Shenzhen, Xu Qin, aseguró que la ciudad otorgará todo el apoyo necesario a BGI para impulsar un gran salto en su desarrollo. Xu hizo estas declaraciones durante la visita a las instalaciones del instituto que realizó el 4 de junio, dos días después de que se completara la secuenciación de la cepa de E.Coli.
Shenzhen, una ciudad en pleno desarrollo ubicada en el límite entre la provincia meridional china de Guangdong y la región administrativa especial de Hong Kong, es sede de algunas de las compañías más innovadoras del país, entre ellas ZTE y Huawei. Fin