La primera parte de Kung Fu Panda, que llegó a las pantallas de todo el mundo hace dos años, recaudó 600 millones de dólares; en China, el filme de animación acumuló una taquilla de 200 millones de yuanes.

Este año, el entrañable protagonista, el panda A Bao, llega más chino que nunca y busca romper su récord en China con una recaudación de 600 millones de yuanes. Jennifer Yuh, la directora coreano-americana, ha incluido en la nueva entrega numerosos elementos de Chengdú, la capital de la provincia de Sichuán, hogar de los pandas, para dar una sensación más auténtica al filme.

Al proyectar la segunda parte de Kung Fu Panda, el director de DreamWorks, Jeffrey Katzenberg, llevó a un equipo creativo de animación a la base de investigación del panda gigante de Chengdú y a Jinsha, para obtener inspiración. En la base de investigación, pudieron tener la suerte de abrazar crías recién nacidas. El centro bautizó al panda que Katzenberg tomó en brazos como A Bao, el protagonista de la película.

En la secuela, las características tradicionales de Chengdú están muy presentes. La película muestra imágenes de comida típica local como el tofu picante Mapo y los fideos de Sichuán, así como paisajes conocidos como la montaña Qingcheng. Incluso el misterio sobre el nacimiento de A Bao se revela en esta ciudad.

“Yo, junto con mi equipo creativo, fuimos a Chengdú y todos quedamos fascinados por los paisajes, la cultura y la historia de allí”, cuenta Yuh. “Nuestra inspiración se vio estimulada por muchas cosas”.