Voluntarios del Centro LGBT de Pekín y las organizaciones Tongyu y Smile4Gay conmemoran el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia el 17 de mayo en la capital china.
(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – El terapista parecía creer sinceramente que la homosexualidad no sólo es algo que necesita ser curado, sino que además su tratamiento puede conseguirlo. El doctor Zhu Zhengyu, del Centro de Asesoramiento Psicológico Defu de Pekín, responde a la llamada telefónica de la reportera, que contacta con él para profundizar sobre un testimonio publicado en internet sobre las dificultades que gays y lesbianas encuentran en su vida en China.
El doctor Zhu elige palabras que parecen diseñadas para enfatizar que la homosexualidad es un tipo de condición. “Piensa sobre ello, los gays son diferentes a la gente ‘normal’”, dice. “Cierto, pueden tener hijos por otros medios, pero hagas lo que hagas va contra la naturaleza”, afirma el doctor.
Con el objetivo de persuadir a la reportera de que reserve una cita en su clínica, Zhu sugiere que volverse heterosexual es algo que debe hacerse por los padres de uno y por el linaje familiar. “Le estás causando a tu familia un gran pesar y probablemente serás discriminado en la sociedad, que también es doloroso”, afirma el doctor al otro lado de la línea telefónica.
Zhu parece no darse cuenta de que su razonamiento y su lógica podría ser perfectamente aplicado también a las parejas heterosexuales.
“Muy pocas parejas gays son felices”, afirma; “sus relaciones son inestables. La gente puede romper y marcharse cada uno por su lado, tal cual”.
Cuando se le pregunta si podría tratar de persuadir a los padres para que acepten a una hija homosexual, Zhu afirma que sí podría, pero “aún así no te hará ningún bien seguir siendo homosexual”, advierte.
Zhu no trata sobre los detalles del tratamiento que él proporciona para ‘curar’ la homosexualidad, pero indica que las tarifas de asesoramiento van de 600 a 5.000 yuanes por cada hora.
La clínica del doctor Zhu no es, ni mucho menos, el único centro de asesoramiento que promueve una ‘cura contra la homosexualidad’. Una simple búsqueda en internet saca a la luz decenas de este tipo de servicios especializados, lo cual es una muestra de que, a pesar de los avances recientes, China sigue por detrás de muchos otros países en aceptación y tolerancia hacia la homosexualidad.
Intolerancia en descenso
La homosexualidad estuvo tipificada como crimen en China hasta 1997. Hubo que esperar hasta 2001 para que fuera retirada de la lista de enfermedades mentales.
“Es una sarta de patrañas, por supuesto”, afirma Zhang Beichuan, 63 años, el principal experto académico en China sobre la homosexualidad, en respuesta a la noción de la homosexualidad como algo que necesita ser curado. Su libro ‘Amor homosexual’, publicado en 1994, fue el primero en China en hablar y tratar el tema de una forma amable.
“Parece ser que estos doctores no leen libros y no han actualizado sus conocimientos”, dice. “Tales servicios son fraudes; lo hacen por el dinero”, advierte.
Terapia de animadversión
En las décadas de 1980 y 1990, los homosexuales recibían lo que mucha gente consideraría hoy como tratamientos con tortura. “Colocaban una pieza de metal en los genitales y mostraban al paciente imágenes de hombres desnudos o a modelos que caminaban desnudos a su alrededor”, cuenta Zhang. “Si se tenían una erección, recibían una descarga eléctrica”.
Según Zhang, estos tratamientos no resultaban en una pérdida de impulso sexual, sino en depresiones e incluso suicidio. “A la larga, la orientación sexual de las personas no puede cambiarse”, sentencia.
Los expertos y los activistas gays coinciden en que la sociedad china en general –especialmente los jóvenes- se han vuelto más tolerantes hacia la comunidad homosexual durante la pasada década. Ha habido también un aumento en el número de organizaciones de gays y lesbianas, que anteriormente estaban prohibidas.
“Soy feliz como soy. Estoy orgulloso de ser gay, estoy orgulloso de ser un director de cine. Tengo toda clase de identidades”, afirma Fan Popo, de 26 años, director de documentales. “Creo que lo más importante es reconocerte y aceptarte a ti mismo”.
Cuando Fan salió del armario ante sus padres en 2009, la primera reacción de éstos fue preguntarle si podría curarse. “No han recibido educación, así que les expliqué todo sobre el tema para convencerlos de que ser gay no es una enfermedad”, cuenta Fan. “Lo han aceptado poco a poco”.
“La homosexualidad no es una enfermedad, no hay necesidad de tratarla”, afirma Fan, quien es miembro de una ONG que promueve la tolerancia hacia la comunidad gay. “La solución no es ‘curarlos’, sino ayudar a la gente a aceptar lo que son”.
El sexólogo y sociólogo Fang Gang cree que los terapistas que ofrecen ‘curar’ la homosexualidad creen realmente que la orientación sexual puede modificarse. “Les falta comprensión y aceptación de la diversidad sexual”, indica Fang, quien cree que sus prejuicios sólo hacen causar más dolor.
El rechazo, una fuente de dolor
“La psicología dominante en China es aún muy conservadora y sólo considera correcta la monogamia y el sexo heterosexual”, explica Fang, quien trabaja con psicólogos en activo, formándoles para ser más abiertos con la diversidad sexual y abandonar sus prejuicios.
El estigma que muchas familias de homosexuales siguen viviendo deriva, al menos en parte, de la centenaria creencia en que tener descendencia es la mayor forma de expresar respeto por los padres o ‘piedad filial’.
“Nuestra cultura vincula primero el sexo con la reproducción, que es otra razón por la que la sociedad en general sigue teniendo dificultades en aceptar la homosexualidad”, afirma el académico y escritor Zhang, quien durante años ha recibido miles de cartas en las que la gente le cuenta sus luchas personales y sus conflictos familiares por la orientación sexual de un hijo.
Para muchos gays y lesbianas, ‘salir del armario’ no es todavía una opción y acaban en matrimonios heterosexuales para complacer a sus padres y huir de la intolerancia. Zhang cree que el 80 por ciento de los hombres gays en China acaban casándose con mujeres.
La sociedad necesita cambiar
“Muchos padres llevan a sus hijos al médico por amor. Necesitan tener más conocimientos, especialmente por parte de personalidades como educadores y expertos”, opina Wu Youjian, 64 años, una de las primeras madres chinas en apoyar abiertamente a su hijo gay y que en 2008 creó una asociación de familiares de homosexuales.
Cuando su hijo le reconoció su homosexualidad hace 12 años, a Wu no le llevó mucho tiempo aceptar la realidad. “No me importa lo que piensan otros; ser gay es natural”, sentencia.
La socióloga Li Yinhe llevó a cabo en 2008 un estudio sobre las actitudes públicas hacia la homosexualidad. Li descubrió que la mayoría de la gente son ambivalentes, ni se muestran completamente a favor ni completamente en contra. Más del 90 por ciento de los 400 encuestados al azar en varias ciudades chinas afirmaron que gays y lesbianas deberían ser protegidos contra la discriminación laboral, y más del 80 por ciento cree que homosexuales y heterosexuales nacen iguales.
Además, el estudio puso de manifiesto algunos retos pendientes para acabar con los prejuicios y la intolerancia: el 75 por ciento afirmaba que toleraría a un miembro homosexual en sus familias, pero que esperarían que pudiera cambiar.
Zhang afirma: “Deberíamos darnos cuenta de que los conflictos mentales son causados por la sociedad y la cultura en la que vivimos, que hace a la gente odiarse a sí misma. Deberíamos criticar y cambiar la sociedad, no a las personas homosexuales”.
La socióloga Li, una de las mayores autoridades en la materia en China, ha presentado varias veces propuestas ante la Conferencia Consultiva Política y la Asamblea Popular Nacional de China para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. Cada año, sus propuestas son ignoradas.
“Debemos cambiar la forma de pensar de la gente, luchar contra la discriminación contra los homosexuales igual que luchamos contra cualquier otra forma de discriminación”, afirma Li.