El Tíbet conmemora el 60º aniversario de su liberación pacífica

Hace exactamente 60 años, el 23 de mayo de 1951, se firmó un acuerdo entre el gobierno central chino y los representantes de Kasha, el antiguo gobierno tibetano local.

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Cerca de 5.000 personas de diversos estratos sociales de la región autónoma del Tíbet, en el suroeste de China, se congregaron ayer lunes por la mañana frente al Palacio del Potala, ubicado en la capital regional, Lhasa, para conmemorar el 60º aniversario de la liberación pacífica, que marcó el inicio de un nuevo capítulo en la historia del Tíbet.

Al pie del majestuoso edificio rojo y blanco y bajo la bandera nacional de China, los peregrinos se postraban en el suelo, arrodillándose en señal de respeto.

El día de hoy, el 21º día del tercer mes del calendario tibetano, no es una fecha tradicional para peregrinaciones masivas, que se celebran los días 8, 15 y 30 de cada mes tibetano. Aun así, numerosos monjes devotos del budismo tibetano caminan el día de hoy en sentido de las agujas del reloj a lo largo de las principales rutas de peregrinación alrededor del Palacio del Potala y la calle del Barkhor, cerca del Templo de Yokhang.

"Se trata de una fecha histórica para todos los tibetanos", indica Qiangba Puncog, presidente de la Asamblea Popular Regional del Tíbet. "La liberación pacífica del Tíbet sentó un fundamento sólido para la posterior reforma democrática, la construcción del socialismo y el proceso de modernización", agregó.

A las 10:00 hora local se celebró una gran ceremonia de izamiento de la bandera nacional china y la multitud presente entonó el himno nacional.

Seguidamente, se colocaron flores al pie de un monumento conmemorativo de la liberación pacífica del Tíbet, en 1951, y los asistentes a la ceremonia guardaron silencio para rendir homenaje a los héroes fallecidos en la lucha por la liberación, la construcción del socialismo y el desarrollo económico.

"Ese día abrió un nuevo capítulo en la historia del Tíbet (...) y dio lugar a un nuevo periodo de unidad nacional y desarrollo acelerado", recalcó Qiangba Puncog.

La alumna de primaria Dawa Chodron estrena un pañuelo rojo con ocasión de la celebración. "Mis padres y maestros dicen que es un día memorable y recordaré esta fecha", asegura.

Cuando la multitud comienza a cantar el himno nacional, todos los peregrinos fuera del Palacio del Potala rinden homenaje a la bandera nacional.

"El nivel de nuestras vidas es mucho mejor que antes y me siento seguro y satisfecho cuando realizo mi peregrinación diaria", indica Deji, un ciudadano de avanzada edad del centro de Lhasa.

A su vez, Tobgye, de 66 años, se muestra emocionado por presenciar la ceremonia de izamiento de la bandera nacional. "Esta bandera me convirtió de siervo en funcionario público", señala.

Bajo el antiguo sistema feudal del Tíbet, todos los miembros de la familia de Tobgye eran siervos, que carecían de libertad personal. Su padre murió joven y a partir de aquel momento toda su familia dependió de los escasos ingresos por trabajos de costura, que ganaba su madre.

Tras la liberación del Tíbet, Tobgye pudo ir a la escuela y luego obtener un empleo en el buró de agricultura y ganadería de la prefectura de Shannan. Después de su jubilación, a los 60 años, su familia compró una vivienda en su tierra natal, Lhasa.

En la capital china, Pekín, a más de 4.000 kilómetros de Lhasa, se celebró el lunes un seminario para conmemorar el aniversario de la liberación pacífica del Tíbet y revisar el desarrollo de la región durante las seis décadas pasadas.

El ‘Diario del Tíbet’ publicó hoy un editorial para elogiar la liberación pacífica de la región y sus seis décadas de desarrollo integral.

"Durante 60 años, el Partido Comunista de China ha dirigido a las personas de distintos grupos étnicos del Tíbet en la creación de un milagro tras otro y ha ayudado a escribir un capítulo espléndido en la evolución de la civilización de la oscuridad hacia la luz, de la autocracia hacia la democracia, de la pobreza hacia la riqueza y del aislamiento hacia la apertura", dice el artículo.

Hace exactamente 60 años, el 23 de mayo de 1951, se firmó un acuerdo entre el gobierno central chino y los representantes de Kasha, el antiguo gobierno tibetano local.

El documento, conocido como el ‘Acuerdo de 17 Artículos’, estipulaba que el pueblo tibetano debía unirse, expulsar a las fuerzas agresivas imperialistas y regresar a la gran familia de la República Popular China.

Además, señalaba que el gobierno local tibetano debía asistir al Ejército Popular de Liberación (EPL) en su entrada al Tíbet y la consolidación de la defensa nacional. El documento también se comprometía a otorgar al Tíbet autonomía regional y libertad de creencia religiosa.

Cinco meses después de la suscripción del acuerdo, en octubre del mismo año, las tropas del EPL arribaron a Lhasa.

El XIV Dailai Lama apoyó el acuerdo y el estacionamiento de las tropas del EPL en el Tíbet, prueba de lo cual es un telegrama que envió al ex presidente chino Mao Zedong cinco meses después de la firma del mismo.

En la comunicación, fechada el 24 de octubre de 1951, el Dalai Lama dijo: "El gobierno local, los monjes y la gente del Tíbet apoyan el estacionamiento del EPL (en la región)".

Esto, dijo, iba a consolidar la defensa nacional, expulsar a las fuerzas imperialistas y proteger la soberanía del territorio chino.

El Dalai Lama se convertiría después en el director del Comité Preparatorio de la región autónoma del Tíbet, y vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, el máximo órgano legislativo de China. Era el primer Dalai Lama en la historia en tomar un puesto de liderazgo dentro del Estado chino.

Pero después de exiliarse en India en 1959, el XIV Dalai Lama insistió en que el acuerdo fue firmado bajo presiones, lo cual contradice las versiones de los delegados tibetanos que asistieron a las negociaciones en Pekín.

"Cuando nuestra delegación de cinco miembros llegó a Pekín, (el premier) Zhou Enlai nos dio la bienvenida personalmente en la estación de ferrocarril", dijo Kyizom Gyaltsen Phuntsog. "Mantuvimos conversaciones agradables y sinceras e intercambiamos ideas libremente. Nadie nos forzó a decir o hacer nada".

Kyizom Gyaltsen Phuntsog era un asistente de Ngapoi Ngawang Jigme, el negociador en jefe del Tíbet en Pekín en 1951.

Ngapoi Ngawang Jigme escribió en un artículo publicado en 1981, titulado "Regreso al cálido abrazo de la patria": "Tuvimos negociaciones serias y amistosas sobre la base de igualdad y consultas..., y resolvimos correctamente todos los asuntos complicados de acuerdo con la política del Partido Comunista de China sobre la resolución de asuntos relacionados con grupos étnicos nacionales y de acuerdo con las condiciones especiales del Tíbet". (Xinhua)

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