Más de 40 horas después de que la casa de su madre quedara completamente destruida por una gran avalancha de lodo, Xu Tenphel se sigue negando a abandonar las ruinas de la vivienda.
"Me quedaré aquí hasta que encuentren su cuerpo", repite Xu. Este hombre de 45 años espera poder llevarse el cuerpo de su madre para incinerarlo de acuerdo con las costumbres funerarias tibetanas.
Tras la avalancha de lodo que arrasó a primera hora del domingo el distrito de Zhouqu, en la prefectura autónoma tibetana de la provincia noroccidental china de Gansu, Xu recorrió los casi 20 kilómetros que separan la zona de Legwa, su pueblo natal, en busca de su madre.
Cuando llegó al pueblo de Beijie, cerca de la sede del gobierno del distrito, la casa había desaparecido. Sin embargo, Xu tuvo la certeza de que su madre estaba enterrada bajo las ruinas.
Hoy lunes, los equipos de rescate, formados por muchos soldados del Ejército Popular de Liberación (EPL) y agentes de la policía armada que ya participaron en las labores de rescate posteriores al terremoto de Wenchuan en mayo de 2008, continuaban buscando señales de vida entre los escombros utilizando detectores y perros rastreadores.
Xu y al menos 40 residentes tibetanos de Legwa se unieron a la búsqueda, alentados por el rescate de una mujer de 74 años de edad que tuvo lugar durante la mañana en el pueblo de Dongjie.
"Prácticamente todas las familias han enviado a un hombre joven para participar en las labores de rescate", explicó Guo Tsering, un hombre de 57 años cuya esposa desapareció tras el gran desprendimiento de tierras.
Mujeres ataviadas con trajes tibetanos se están encargando de llevar agua y comida a los miembros de los equipos de rescate, rezando en silencio por las víctimas.
Los resultados de la operación de rescate son desesperanzadores. Sólo en Beijie, el lunes por la mañana se habían recuperado ya al menos 25 cadáveres .
"Hemos utilizado 40 paquetes de desinfectantes en tres horas", dijo Yang Yuqiong, médico de la clínica local. "Aconsejamos a la gente que quemara los cuerpos de sus familiares fallecidos cuanto antes, pero muchos quieren respetar las viejas costumbres funerarias".
Yang y sus compañeros están preocupados por la propagación de enfermedades en esta zona devastada, en la que los termómetros llegaron hoy lunes a los 35 grados centígrados.
La avalancha de lodo provocó la muerte de alrededor del 90 por ciento de los 500 residentes del pueblo de Yueyuan, agrupados en 90 familias, informó el subjefe del gobierno del poblado de Chengguan, Fang Jianjun.
Las lluvias torrenciales registradas en la zona el sábado por la noche desencandenaron una avalancha de lodo y escombros que golpeó el distrito de Zhouqu, arrancando viviendas de sus cimientos y partiendo edificios de seis plantas por la mitad.
Yueyuan, ubicado a los pies de unas montañas escarpadas, quedó reducido a una montaña de lodo amarillento y escombros. Ninguna estructura se mantuvo en pie.
"En la sede del gobierno del distrito no estaba lloviendo mucho el sábado por la noche. No sabíamos que los torrentes estaban bajando por las montañas", explicó He Xinchao, uno de los supervivientes. "Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, la casa ya había desaparecido".
De los once miembros de su familia, sólo él y su hijo pudieron salvarse.
Muchos de los supervivientes permanecen sentados en el suelo, observando el trabajo de los equipos de rescate y rezando por un milagro. Algunos escarban la tierra con sus propias manos cuando los miembros de los equipos de rescate dicen haber detectado señales de vida como llamadas de teléfonos móviles o gritos de auxilio, débiles y esporádicos.
Hasta el domingo por la noche se había confirmado la muerte de 127 personas y otras 88 habían sido registradas como heridas. Al menos 1.294 personas permanecían desaparecidas y al menos 307 viviendas habían quedado destruidas, según las autoridades locales.
Hoy lunes, dos niñas distribuían vasos de agua cerca de un refugio para supervivientes.
"No hay agua potable en los alrededores, así que la hemos traído de las montañas", explicó Yan Xiyun, de 13 años de edad.
Yan y su amiga Wang Yongxia,de 8 años, cargaron con los baldes de agua durante al menos media hora. Desde el domingo por la noche han hecho ese mismo viaje al menos cinco veces.
Sin embargo, no todos aceptaban el agua que les ofrecían las niñas. Algunos estaban demasiado ocupados, mientras que otros estaban demasiado absortos en su dolor. "El gesto de amor y afecto de estas niñas resulta conmovedor", señaló uno de los policías que está participando en las labores de rescate.
A pesar de que se continúan enviando donaciones en efectivo y materiales de ayuda humanitaria a Zhouqu, los más afectados siguen necesitando urgentemente agua y alimentos, ya que el lodo ha cubierto todas las carreteras y los vehículos no pueden llegar a la zona.
El primer establecimiento de alimentación que reabrió sus puertas tras la avalancha, un restaurante de comida musulmana, está ofreciendo panqueques gratuitos a los miembros de los equipos de rescate.
"Les debemos mucho y esto es lo único que puedo hacer para corresponder a su amabilidad", indicó el propietario de la tienda, de apellido Han.
El ministro de Tierra y Recursos, Xu Shaoshi, ofreció hoy lunes por la tarde una conferencia de prensa en la que se refirió a los factores que podrían haber provocado la avalancha del domingo.
Entre ellas figuran el terreno frágil y erosionado de la zona, propenso a deslizamientos y otros desastres; el efecto del terremoto de Sichuan de 2008 sobre las montañas de Zhouqu; la prolongada sequía y erosión que ha sufrido la región desde el pasado invierno y las fuertes precipitaciones, que duraron más de 40 minutos y dejaron al menos 90 milímetros de lluvia el sábado por la noche.
Un total de 15 residentes de Zhouqu murieron y otros 59 resultaron heridos cuando un terremoto de 8,0 grados en la escala de Richter sacudió el distrito de Wenchuan de la vecina provincia de Sichuan en mayo de 2008. El temblor también aumentó el riesgo de desastres geológicos en la zona.
Tres años antes del terremoto, un periódico de la capital provincial de Lanzhou advirtió de la posibilidad de que ocurrieran desastres geológicos como "inundaciones repentinas, desprendimientos de tierra y avalanchas de lodo que podrían poner en peligro la vida de los residentes locales". Estas advertencias volvieron a aparecer en una página web tras la avalancha.
"Se construyeron presas para bloquear los dos puntos por los que ya habían pasado las inundaciones y las avalanchas de lodo en el valle del río Bailong", explicó Yang Fan, residente de Zhouqu. "Sin embargo, esta vez la avalancha cambió de dirección y arrasó las zonas más pobladas".
El distrito de Zhouqu, a unos 650 kilómetros de la capital provincial de Lanzhou, está ubicado en el centro de este valle rodeado de montañas. Fin