En la ceremonia, que empezó a las 09:30 horas, Losang Jigme, el funcionario de mayor rango en materia de asuntos religiosos en el Tíbet, leyó la aprobación de la entronización por parte del gobierno regional. Mientras, cientos de monjes cantaban sutras rezando por la paz y la felicidad, y el Buda Viviente, vestido con una toga carmesí, presentó sus respetos ante las estatuas de Buda en el monasterio, para posteriormente sentarse en el trono.

El niño, de sólo cinco años, mantuvo un gesto, una postura y una actitud solemnes, sentándose derecho mientras los monjes le colocaban la sotana y el sombrero amarillos, ambos símbolos de la escuela Gelugpa, también conocida como la Secta Amarilla, una de las cuatro corrientes del Budismo Tibetano. Sin embargo, su sonrisa delató su corta edad más de una vez.