Así lo ha demostrado un estudio realizado por un equipo internacional de científicos de China, Estados Unidos y Dinamarca, que han utilizado información genética del Instituto del Genoma de Beijing. Los resultados de su trabajo se han publicado en la revista Science.

Durante la investigación se han comparado los genes de 50 tibetanos -cuyos ancestros en al menos tres generaciones han vivido de forma continuada a gran altitud- con la información genética de 40 chinos de etnia Han procedentes de otras regiones de China.

El estudio comparativo ha hallado que en los tibetanos existen unos 30 genes que registran mutaciones relacionadas con la oxigenación del organismo, como el gen EPAS¹, que suele hallarse en atletas de alto rendimiento. Además, la concentración de hemoglobina en la sangre de los tibetanos es algo inferior a la de los Han, pero cuentan con una concentración de oxígeno similar, un rasgo que permite a los tibetanos vivir sin problemas a gran altura.

Los responsables de la investigación indican que tales mutaciones genéticas son comunes en las poblaciones que viven en zonas altas de otras partes del mundo, como el altiplano boliviano. En el caso de los tibetanos, según señalan los expertos, se trata de la mutación genética más rápida de todas las que se han observado en seres humanos.

Las personas que no están habituadas a vivir a gran altura suelen sufrir síntomas como fuertes dolores de cabeza, mareos o cansancio cuando se trasladan a zonas altas y de montaña, un conjunto de dolencias conocidas como ‘mal de altura’.