El 28 de marzo es un día de fiesta para millones de ex siervos tibetanos y para sus descendientes porque celebran su emancipación del infierno de la cruel opresión, pero para los antiguos opresores que siguen soñando con regresar al pasado el día representa su paraíso perdido, dijo un académico tibetano.
Lhagpa Phuntshogs, director general del Centro de Investigación de Tibetología de China, hizo las declaraciones después de que la legislatura regional del Tíbet aprobara el lunes un proyecto de ley para declarar al 28 de marzo como el "Día de Emancipación de los Siervos".
El 28 de marzo del año 1959, cerca de un millón de siervos y esclavos de la región fueron liberados luego de que el Consejo de Estado o gabinete de China ordenara la destitución del gobierno local del Tíbet y que fuera sustituido por un comité preparatorio de la Región Autónoma del Tíbet.
En el antiguo Tíbet, la clase poseedora de siervos, que constituía apenas 5 por ciento de la población tibetana, era propietaria de toda la tierra cultivada y pastizales y de la mayoría del ganado, y también controlaba la libertad de los siervos y de los esclavos, quienes constituían 95 por ciento de la población total, dijo el experto tibetano en un artículo publicado en el Diario Guangming.
Los propietarios podían vender y transferir a sus siervos, mientras que éstos tenían que trabajar para los propietarios generación tras generación. Los siervos tenían que pedir la autorización de sus propietarios para casarse y sus hijos también se convertían en siervos, dijo el tibetólogo.
Después de la Liberación Pacífica del Tíbet en 1951, los tibetanos, incluidos algunos de la clase alta, mostraron una mayor disposición a reformar la servidumbre feudal. Pero con la esperanza de mantener su paraíso, la parte reaccionaria de la clase alta lanzó el 10 de marzo de 1959 una rebelión armada, apoyada por fuerza internacionales antichinas y anticomunistas, dijo el experto.
La rebelión fue frustrada por el Ejército Popular de Liberación y el 17 de marzo, el Dalai Lama, su familia y sus partidarios huyeron.
Entre 1959 y 1961, tuvo lugar una reforma democrática en el Tíbet para acabar completamente con la servidumbre feudal.
"Este fue el movimiento revolucionario popular, en el cual el Partido encabezó a un millón de siervos tibetanos para derrocar al régimen oscuro de la clase de propietarios de siervos", dijo Lhagpa Phuntshogs.
Pero esas fuerzas rebeldes en el exilio nunca han renunciado a su intento de restablecer su paraíso perdido, por eso conmemoran el 10 de marzo como un día de su llamado "levantamiento" y ese día el Dalai Lama hace un anuncio cada año como un "guardián de los derechos humanos" para condenar la reforma democrática, decir mentiras a la comunidad internacional y sabotear la prosperidad, estabilidad, paz y unidad en el Tíbet, dijo el tibetólogo. Fin