Tras 10 años de deliberación y planificación, China iniciará una reforma del impuesto a los combustibles en el próximo año, como parte de los esfuerzos del país por hacer mas eficientes sus sistemas de fijación de precios.
Se tratará de la más reciente medida política importante orientada al mercado aplicada por China en sus tres décadas de campaña de reforma y apertura.
Hoy jueves es el 30º aniversario de dicha campaña de China, periodo durante el cual se impulsó el crecimiento del producto interno bruto hasta un ritmo medio anual del 9 por ciento, una velocidad raramente vista en la historia económica global.
No obstante, la celebración de los éxitos logrados durante los últimos 30 años se vio ensombrecida por la crisis financiera global, que se está profundizando y extendiendo a nivel mundial, devastando los sistemas financieros de países desarrollados y ennegreciendo las perspectivas económicas internacionales.
Muchos economistas y comentaristas han expresado sus preocupaciones por una posible sobrerreacción de China ante la crisis y el abandono de la reforma y apertura. Este punto de vista lo compartió Fred Hu de Goldman Sachs, quien escribió en el Wall Street Journal que "Beijing está tomando decisiones poco adecuadas en respuesta a los recientes acontecimientos dentro y fuera del país".
A juzgar por las recientes medidas macroeconómicas de China, y especialmente por los discursos pronunciados por sus líderes, es improbable que China cambie su rumbo de desarrollo.
En la reunión celebrada hoy con motivo del 30º aniversario de las reformas, el presidente chino Hu Jintao atribuyó todos los éxitos logrados por el país en el desarrollo económico y social a las políticas vigentes, que se comprometió a continuar aplicando.
La recién concluida Conferencia Central sobre el Trabajo Económico subrayó que China debe atenerse a los principios básicos de construir una economía de mercado socialista y de abrirse al mundo exterior.
En noviembre pasado, cuando la economía china sufrió el impacto de la crisis financiera global, el Consejo de Estado (gabinete chino) decidió invertir cuatro billones de yuanes (unos 588.000 millones de dólares) en los próximos dos años para estimular la demanda interna y mantener el crecimiento económico en un 8 por ciento.
La economía de China depende en gran medida de las exportaciones, y hasta ahora, el impacto más grave de la crisis en China ha sido la reducción de la demanda externa. El gobierno ha reconocido el peligro de la dependencia excesiva de las exportaciones y ha estado haciendo esfuerzos por transformar el patrón del crecimiento económico.
Desde esta perspectiva, la crisis es una oportunidad, más que un riesgo. Las nuevas políticas indican que el gobierno presta suma atención al estímulo del consumo interno, especialmente en las zonas rurales. Esta medida también puede reducir la distancia entre las zonas urbanas y las rurales y entre los grupos de ingresos.
No existe señal de que China vaya a suspender las reformas. De hecho, la recientemente aprobada reforma del impuesto sobre combustibles, que entrará en vigor el 1 de enero de 2009, constituye un enérgico ataque contra las dos últimas fortalezas de precios que todavía se encuentran bajo el estricto control del gobierno: los combustibles y la electricidad.
Esta reforma también ejercerá un impacto más allá de los precios.
Entretanto, se están preparando otras importantes reformas, que involucran el sistema de seguridad social y la atención médica rural.
Respecto a la apertura al exterior, China ha autorizado a 20 inversores institucionales extranjeros cualificados a entrar en el mercado al tiempo que este año varios bancos extranjeros han abierto sucursales en China. Por su parte, los principales bancos comerciales de China también han abierto sucursales en el exterior.
También continúan las adquisiciones de las compañías chinas en el extranjero, con la última adquisición por valor de 1.500 millones de dólares de la compañía petrolera canadiense Tanganyika, por parte de la compañía Sinopec, en diciembre.
Con la creciente integración de su economía en el mundo, China ha prestado una meticulosa atención a la cooperación internacional. Durante los últimos dos meses, el presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao sostuvieron conversaciones con los líderes de las principales economías del mundo, buscando vías para que el sistema financiero y la economía globales se salven de la crisis.
La crisis financiera sólo es uno de los desafíos inesperados a los que China se enfrenta este año. Otros incluyen la prolongada tormenta de nieve en enero y el devastador terremoto del pasado 12 de mayo, en la provincia suroccidental de Sichuan.
China se servirá del reglemento para prevenir la turbulencia del mercado, y no detendrá las reformas orientadas al mercado y la apertura al mundo exterior. Fin